MADRID 4 Dic. (OTR/PRESS) -
Tras manifestar mi adhesión, inquebrantable si fuera preciso, a la general somanta de palos al Gobierno por no haber revalorizado las pensiones, el Gobierno también está para eso, y tras los gritos de rigor sobre los incumplimientos electorales, las debilidades y sometimientos de Rajoy y la peste de la clase política, ¡hasta Aznar la diagnosticó ayer como un grave problema!, me van a permitir, no sin antes pedir de anticipado perdón, atreverme a hacer algunas consideraciones de como está el patio y de que me parece muy bien que todos reclamemos, protestemos, chillemos, reivindiquemos, nos rebelemos y hasta huelgeemos, incluso los que dejaron el propio patio hecho una calamidad pero que a ver si, amen de ello, a alguien se le ocurre pensar que todos los derechos, necesidades, ayudas y hasta prebendas para las que exige cumplimiento han de lograr superar un elemento trascendental y definitivo para su satisfacción: que haya con que cubrirlas. Dinero con que pagarlas vamos.
Creo y he defendido, en el caso de las pensiones, que era una partida que debiera haberse extraído de cualquier otro lado en este momento tan angustioso por el que pasa la sociedad española y que precisamente ahora hubiera debido hacerse todo el esfuerzo para haberla cubierto en su totalidad. No ha sido así y lo lamento. Tampoco creo, aunque esa parece ser tanto la doctrina de las pancartas como la interpretativa de la oposición y un creciente numero de opinadores, que el Gobierno hace todo esto llevado por una especie de sadismo social, para suicidarse ante la opinión publica y hundirse electoralmente. Les concedo que en su opinión, aunque esta sea errónea, es que no tiene otro remedio dada la situación y los compromisos de ir pagando la inmensa deuda que España tiene contraída. Por ejemplo, y como prueba, la manifestación de discapacitados. Muy justas razones. Pero lo cierto es que el actual Gobierno está, al menos haciendo un esfuerzo de pagar mas de mil millones de euros que el gobierno anterior, que otorgó graciosamente todo pero no presupuesto nada, ha dejado de pufo. Comprendo a los afectados, pero ver a Zerolo "amparándolos" produce cierta repugnancia ética.
En el caso de las pensiones es también de recibo analizar algún otro precedente. El que el PSOE las congelara en 2010 es bastante pertinente y no parece tener mucha legitimidad de criticar ahora que Rajoy las haya subido aunque haya sido tan solo un 1 por ciento y por tanto por debajo del 2,9 que ha subido la inflación. Y que a las que perciben menos de 1.000 euros, un 70 por ciento, se les haya aumentado hasta el 2 por ciento. O sea que la perdida de la gran mayoría de los pensionistas, los más débiles ha sido tan solo del 0,9. Pérdida sensible, desde luego. Pero si miramos a nuestro alrededor y a nosotros mismos ¿quién en este año no ha sufrido pérdida y recorte de salario? Lo deseable es que no hubiera sucedido pero esa es la cruda realidad que vivimos.
También hemos oído a la pleyade ultraliberal y a los oráculos esos que nos admonizan desde Bruselas que las pensiones no deberían subirse ni un euro pues eso conduce al abismo financiero. Cifras. Tampoco a ellos les ha hecho el Gobierno caso y en su postura intermedia la conclusión es recibir estopa por todos lados.
El Gobierno camina, a tropezones, escoltado por oleadas de descontento social, por un inmenso estruendo de clamores de todos los pelajes, desde los sindicatos a los indignados, desde los minusválidos a los jueces y desde los médicos a los estudiantes. Sus razones tienen y razones tenemos todos. Desde luego. Pero aun teniéndolas ¿qué adelantamos?.
A lo mejor la solución o al menos es la única que parece escenificar la oposición es que volvamos 30 años atrás y que regrese Felipe González. Quizás esto ha sido lo más triste de todo. Que quien puede ser alternativa no tiene otra cosa que ofrecer a la ciudadanía como futuro, su pasado perdido. ¡Ah! Y medio reivindicar al aprendiz de brujo el ahora innombrable ZP que hizo estallar todos los pucheros.
Quizás es por ello, por la que amen de la ritual somanta de palos al Gobierno, en su transito por este valle de lágrimas y crujir de dientes, luego resulta que es quien gana las elecciones, en Galicia, sube aunque sea poco, Cataluña, y baja menos que los otros, País Vasco. Porque a pesar de todo el único horizonte para bastantes es que el sacrificio tenga meta y objetivo. Y que habrá que juzgarlo no ahora sino cuando cumpla el ciclo. Si es posible aguantar, claro.
Y por el lado del PSOE, la explicación más sencilla, aunque ellos se resistan como mulas a aceptarla, es que resulta muy difícil confiar y encomendar la solución de nuestros problemas a quienes son responsables, no únicos pero si destacados, del desastre. Y desde el punto de vista interno de su partido ¿cómo van a ser el porvenir y la esperanza del PSOE aquellos que le han llevado a su peor catástrofe? Porque son los mismos, sean Rubalcaba o Chacón y sus respectivas troupes, los que pretenden esa misma trampa que intentan con este país al que a ellos tanto les cuesta llamar España.