Actualizado 06/04/2008 02:00

Carlos Carnicero.- Esperanza y las ambiciones del PP

MADRID 6 Abr. (OTR/PRESS) -

Dicen del perro del hortelano que ni come ni deja comer. Su naturaleza está sustentada en una envidia destructiva que le impide disfrutar con lo propio y planificar la forma de alcanzar lo ajeno. Se conforma con que quien tiene hambre no lo satisfaga. Esperanza Aguirre se empieza a parecer miméticamente al perro del hortelano: no se atreve a manifestar su ambición en forma de proyecto y programa pero se pone verde cada vez que otea que Alberto Ruiz Gallardón puede llegar a conseguir escalar un puesto en sus ambiciones de poder. Ahora la presidenta está inquieta: lanza peones pero no mueve la reina. Dispone de un aparato mediático propio en Telemadrid que maneja con mano de hierro y su desparpajo habitual. Sus aliados mediáticos son poderosos y manejan la destrucción del adversario como paso previo al lanzamiento de la candidatura de la Presidente de la Comunidad de Madrid.

El peso de Aguirre en el PP, todos sus gestos de poder, están en relación con el mecanismo puesto alrededor de la presidencia de la Comunidad. Pero no ha definido claramente una candidatura alternativa a la de Mariano Rajoy porque no sabe si le conviene esperar a que el actual líder del PP se estrelle sólo o colaborar en su destrucción. Aparece desconcertada por el ascenso que están desarrollando los barones regionales del PP que ven a la presidenta de Madrid como un enemigo poderoso.

La situación actual no va a aguantar mucho más tiempo. Una vez que Mariano Rajoy ha demostrado que no tira la toalla, la batalla es inevitable e inaplazable porque ni el partido más sólido puede aguantar con una lucha soterrada de esta naturaleza. Lo mejor que le puede pasar al PP es un congreso democrático en el que se pongan encima de la mesa todas las cartas, que ahora son más de dos. Está en juego la supervivencia de Rajoy para un tercer intento de asalto a La Moncloa. Están sobre el tablero las ambiciones cruzadas de Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón. Ninguno de los dos se conforma con lo que tienen. Y ha aparecido en el horizonte como figura emergente Francisco Camps. La única carencia que no tiene el PP es la de ambiciones.

Carlos Carnicero

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