Publicado 03/02/2022 08:01

Fernando Jáuregui.- Sánchez, al borde del éxito (y un poco del fracaso)

MADRID 3 Feb. (OTR/PRESS) -

Si nos atenemos a los datos que hace unas horas teníamos sobre la mesa de trabajo, yo diría que este jueves va a ser probablemente un día de éxito para Pedro Sánchez, porque sacará, salvo sorpresas, adelante en el Parlamento 'su' reforma laboral. Que, por cierto, es la misma, con retoques, que hizo el Partido Popular en 2012, aunque el PP votará en contra; a ver quién se lo explica al marciano que venga a visitarnos. Pero puede ser, a la vez, una jornada de fracaso para lo que Sánchez ha venido construyendo en los dos últimos años. Un fracaso para la coalición Frankenstein, quiero decir. Lo que puede que no sea, al fin y al cabo, una mala noticia para la generalidad de los españoles.

Sánchez parece a punto de lograr algo parecido a la cuadratura del círculo: que una parte de la izquierda, comenzando por la hasta ahora reticente Yolanda Díaz, acepte el concurso de Ciudadanos para sacar adelante el decreto de la reforma-que-reforma-poco, como en las últimas horas han apuntado certeramente, creo, expertos prestigiosos como el catedrático de Derecho del Trabajo Francisco Pérez de los Cobos. El presidente del Gobierno es un hombre afortunado: la convocatoria electoral anticipada decretada por el 'popular' Mañueco enfadó tanto a los de Ciudadanos que han decidido, parece, vengarse de la afrenta apoyando la reforma laboral impulsada por el Gobierno. Y ese apoyo, junto al de la mayor parte de las formaciones minoritarias en el Congreso, permitirá, salvo catástrofes imprevisibles, la 'luz verde' a la 'mini-reforma de la reforma'.

El presidente sacará pecho: ha logrado concertar a las fuerzas sociales, ha metido al centro junto a la izquierda en un mismo proyecto y, encima, ha estado a punto de desmarcarse un aliado tan polémico como Esquerra Republicana de Catalunya mostrando que ello no significa la derrota de los proyectos del Gobierno central.

Y, del otro lado, menudo error el del Partido Popular no uniéndose al respaldo, todo lo crítico que se quiera, a este decreto que, en realidad, simplemente desarrolla, como señala Pérez de los Cobos, la ley de 2012 aprobada por Fátima Báñez ---que yo creo que ahora, desde la CEOE, también debe criticar en privado la posición del 'no es no' de su partido_en el Ejecutivo de Rajoy. Si el PP hubiese dicho 'sí' o se hubiese, al menos, abstenido en la votación de este jueves en la Cámara Baja, hubiera privado a Sánchez del podio exclusivo de la victoria: Pablo Casado hubiese podido decir que lo lógico es que él apoye algo que, al fin y al cabo, salió hace diez años de la factoría del PP y que no ha sido, contra lo que el Gobierno y especialmente su vicepresidenta Díaz prometieron, ni mucho menos derogado. Sé que bastante gente en el PP, además de Báñez, piensa como yo al respecto.

Otra cosa son las consecuencias de lo que ocurra este jueves. Ciudadanos, declinante pero aún con un valioso número de escaños parlamentarios, se encuentra ya en proceso de franca ruptura con el PP, y veremos lo que ocurre en Andalucía e incluso en Madrid. Esquerra ha tenido la tentación, absurda en este caso, de distanciarse de sus 'aliados' socialistas. Podemos se divide entre el repudio a la 'reforma' y su aceptación resignada. Yolanda Díaz se desinfla algo, pese a haber negociado bien hasta última hora, porque, al final, el auriga vencedor se va a llamar Pedro Sánchez. Que oportuna y oportunistamente, e introduzco un factor nuevo, se va desmarcando de la desastrosa campaña en Castilla y León, donde muchos indicios señalan hacia una derrota severa del socialista Tudanca y un triunfo, por contra, del 'popular' Fernández Mañueco.

Y, encima, los datos oficiales sobre el empleo son relativamente buenos, o menos malos que en anteriores meses de enero. Yo espero que Pedro Sánchez saque las conclusiones debidas de todo este puzzle cruzado que, a partir de este jueves, se pone en marcha. ¿Sabrá, podrá, gestionarlo? Porque querer sí que quiere hacerlo.

fjauregui@educa2020.es

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