Publicado 08/05/2025 08:02

Francisco Muro de Iscar.- Justicia para Ahmed Tommouhi

MADRID 8 May. (OTR/PRESS) -

Esta es la historia de Ahmed Tommouhi, alguien que ha visto pisoteados y violados todos sus derechos en España durante décadas y que aún sigue pagando por algo que no hizo. Después de 34 años de ser detenido, junto a otra persona, a la que no conocía, por cuatro brutales asaltos con violación, que ellos no cometieron, en distintos lugares de Cataluña y moviéndose en un coche que nunca fue suyo.

Después de ser reconocido en una rueda de prensa por una de las víctimas, de 14 años, justo después de que lo viera esposado en un pasillo del juzgado, infringiendo todas las reglas.

Después de 30 años de ser juzgado y condenado sólo por ese reconocimiento y sin que los jueces valoraran todas las pruebas, contrastaran el ADN, la sangre o el semen -que no era de ninguno de ellos- ni recibieran los informes de los peritos ni éstos fueran a declarar. Después de 25 años de que, tras una ola de asaltos similares, fuera detenido el autor real de los hechos, de un impresionante parecido con Ahmed. Después de pasar 15 años en la cárcel con un grave deterioro de su salud -el otro detenido y condenado con él falleció en prisión tras un infarto-, y, gracias a la investigación personal de un guardia civil ejemplar, de una funcionaria y de algunos periodistas y ciudadanos igualmente ejemplares, quedar en libertad pero con causas pendientes. Después de que las víctimas de aquellos terribles sucesos reconocieran hace años que posiblemente se equivocaron en el reconocimiento y apoyaran el recurso de Ahmed. Después de que el Tribunal Supremo anulara en 1997 una primera condena.

Después de que el Tribunal Supremo anulara ¡en 2023! una segunda condena, gracias a la labor impagable de una ejemplar abogado pro bono que le sigue apoyando y defendiendo. Después de que el Tribunal Supremo anulara ¡en 2025! una tercera condena (-y aún queda una cuarta que, sin duda también lo será)* Hace unas semanas, la Audiencia Nacional le ha denegado el derecho a una indemnización económica y, por si el daño no hubiera sido suficiente, le condena a pagar las costas del proceso, casi 5.000 euros. Después de cargar toda su vida con esa condena judicial y personal, Ahmed siempre se ha negado a pedir el indulto porque él no era culpable y no ha querido volver a su país, Marruecos, ni ha vuelto a ver a su mujer, porque se niega a regresar sin que le hayan devuelto su honor.

Hace unos meses fue premiado por los periodistas jurídicos. Allí pudo sonreír por una vez. Poco después ingresó en el hospital por su mal estado de salud y le han tenido que amputar una pierna. Cuando recibió de su abogada la última sentencia del Supremo, sonrió de nuevo porque "la verdad ha triunfado". Cuando le leyó la de la Audiencia Nacional sólo dijo que España había cometido con él un doble error judicial. Yo creo que mucho más que eso. Alguien debería pedir perdón a Ahmed y ofrecerle la reparación moral, sobre todo, también económica que merece antes de que sólo quede la justicia divina. Como periodista, como persona y como ciudadano de este país, yo siento vergüenza por el trato que Ahmed Tommouhi ha recibido en España. Por la violación de sus derechos fundamentales. No es justo que, como dice el poeta Ángel González "ninguna patria/ es ni será jamás la tuya/ porque en ningún país" puede habitar tu corazón deshabitado". El de Ahmed Tommouhi.

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