Francisco Muro de Iscar.- Un pacto por la economía

MADRID 17 Mar. (OTR/PRESS) -

De todos los problemas a los que debe buscar respuestas el presidente Zapatero, la economía es el primero. Todavía, en parte por el interés electoral y en parte por las vacaciones, no nos hemos metido en la cabeza que hay que cambiar el ritmo, que hay recesión y que hay que hacer algo. Los rumores dicen que el presidente está meditando una nueva estructura para el Gobierno, que Solbes quiere entre sus competencias la energía -¿es que, como vicepresidente económico, no las tenía?- y lo importante sería saber si va a tener poder y competencias para decidir o si se le van a subir a las barbas los ministros y la vicepresidenta como pasó en la anterior legislatura. Miguel Sebastián suena para un Ministerio de I+D, David Vegara para el de Industria, Carmen Chacón para casi todos... Las quinielas fallan casi siempre. Lo importante no es 'quién es qué' sino 'qué' va a hacer.

No ha sido Pizarro ni el presidente de la CEOE, sino Michel Rocard, uno de los ideólogos de la izquierda europea, quien acaba de decir que "vamos hacia una recesión grave" y que "España, como Francia, no puede prometer el pleno empleo a sus ciudadanos". Poder, puede, pero no será posible cumplirlo. Si la recesión es dura y larga, si los precios del petróleo siguen disparados, si no hay cambios en la decisión de la moratoria nuclear, si crecemos por debajo del 2,5 por ciento y destruimos empleo, si no somos capaces de frenar el enorme déficit exterior, Solbes y su equipo -en el caso de que le dejen opinar sobre su composición- van a tener que trabajar a destajo.

La economía española tiene graves problemas estructurales y un serio déficit de productividad y competitividad que no pueden solucionarse sin un pacto entre los dos grandes partidos, a los que se sumen aquellos otros que están a favor de construir un espacio económico moderno. También los sindicatos y la patronal, que han demostrado mucha más cordura que los agentes políticos. Por mucho que se hayan dicho Solbes y Pizarro, por mucho que parezca que no pueden entenderse, las diferencias entre uno y otro no son tan grandes. Hay que buscar un acuerdo sobre la financiación autonómica y municipal, sobre la inmigración, sobre la política familiar, sobre las pymes. Y todo eso tampoco se puede alcanzar sin el acuerdo de los dos grandes partidos.

Es posible que los españoles hayamos decidido vivir al día, no pensar en el futuro porque como estamos en una sociedad de la estética -parecer, aunque no se sea lo que se aparenta- si no nos imaginamos un futuro negro es como si no existiera. Pero existe. Y un político, en el más noble sentido de la palabra, es quien se atreve a tomar decisiones impopulares si cree que son necesarias y quien, además, es capaz de sumar al contrario en esa decisión.

Francisco Muro de Iscar