MADRID 25 May. (OTR/PRESS) -
Tiene razón el presidente Rajoy al reclamar al Banco Central Europeo que debe de intervenir en los mercados a fin de rebajar los costes de financiación de España o de Italia. En las últimas semanas el presidente viene defendiendo está posición ante los socios europeos y lo hace sin estridencias, intentando conseguir, por la vía de la persuasión, una ayuda que es vital para España. Pero las maneras diplomáticas de Mariano Rajoy no han cosechado, al menos hasta ahora, el fruto apetecido. En este último Consejo Europeo, Mario Draghi, que es quien tiene la llave de los fondos del Banco Central Europeo, ha dejado claro que no está por la labor de seguir interviniendo.
Que se sepa, en el Consejo, los líderes europeos han expuesto sus distintas posiciones una vez roto el monolitisnmo que habían impuesto Merkel y Sarkozy. Al menos, desde la llegada de Francois Hollande en Europa se discute y no solo se obedece los dictados de Angela Merkel.
Lo cierto es que Merkel se está convirtiendo en un problema por su tozuda soberbia de querer imponer su "visión" de cómo se debe abordar la crisis. Las recetas de la señora Merkel no solo no están solucionando la crisis sino que la está agravando y, aún más, está provocando que los ciudadanos cada vez vean la UE más como un problema que como una solución, amén de estar dando alas al crecimiento de partidos extremistas a derecha e izquierda.
Lo cierto es que Mariano Rajoy tiene motivos para sentir una cierta frustración por la respuesta de sus colegas de la UE y del Banco Central Europeo. Desde que Rajoy asumió la presidencia del Gobierno no ha dejado de adoptar decisiones dictadas precisamente por lo que nos exigían desde Bruselas. Y esas leyes y disposiciones del Gobierno han provocado un evidente malestar entre los ciudadanos ya que de la noche a la mañana nos hemos encontrado con una reforma laboral que vacía de derechos a los trabajadores, por no hablar del tijeretazo a los presupuestos de Educación y Sanidad, la subida de impuestos, etc. De manera que Rajoy está pagando el coste de unas medidas impopulares que hasta ahora no han aliviado la situación de España habida cuenta de como está la prima de riesgo. Pero pese a que el presidente ha hecho los deberes, los dolorosos deberes que le han puesto en Bruselas, resulta que desde allí se niega echar una mano para aliviar la presión de los mercados.
Veremos lo que sucede en los próximos días, sobre todo con la esperanza de que el presidente de Francia, Francois Hollande, sea capaz de hacer comprender a Angela Merkel que una cosa es la austeridad y otra condenar a la inanición. Lo que está claro es que como la señora Merkel continúe imponiendo sus recetas, amén de haber puesto a Grecia al borde del abismo, terminará volando la Unión Europea. Ahora mismo, el principal problema de la Unión Europea tiene nombre y apellido: Angela Merkel.