SANTANDER, 10 Feb. (EUROPA PRESS) - -
Santander contará desde el mes de marzo con una red de fibra óptica de más de siete kilómetros de longitud que permitirá prestar servicios avanzados de nueva generación, como Internet fijo y móvil de alta velocidad, televisión digital o canales de voz sobre IP.
La actuación, impulsada a través de un convenio entre el Ayuntamiento, Aqualia y la empresa Citynet, supone una inversión de más de 800.000 euros y sitúa a Santander "a la vanguardia" de las ciudades en la utilización de estos servicios avanzados.
Según informó Citynet en nota de prensa, la primera fase de la red, que suma cuatro kilómetros de longitud, ya ha sido entregada, y la segunda fase, que añadirá otros tres kilómetros más, concluirá en el mes de marzo.
Este trabajo es el resultado del acuerdo suscrito entre el Ayuntamiento, Aqualia --como concesionaria del Servicio de Aguas-- y Citynet a finales de 2009 para desplegar una red de fibra óptica aprovechando las canalizaciones de saneamiento o alcantarillado de la ciudad, sin necesidad de realizar obras ni abrir zanjas.
Citynet destacó que "Santander se une así al liderazgo de las ciudades que poseen redes propias de fibra óptica". Señaló además que la nueva red "supone importantes mejoras técnicas (calidad, velocidad y cobertura) y económicas en la prestación de servicios convencionales, al tiempo que permite la prestación de nuevos servicios y productos".
Citynet es un gestor de infraestructuras abiertas de fibra óptica urbana de España que tiene más de 50.000 kilómetros de fibra instalada. Desde su refundación en 2005, ha desplegado una Red de cerca de 400 kilómetros de infraestructura, utilizando las redes de saneamiento de las principales ciudades españolas como Madrid, Alicante, Badajoz, Córdoba, Palma de Mallorca o Sevilla. Actualmente tiene proyectos en Zaragoza, Las Palmas de Gran Canaria y Santander.
Los robots que posee instalan fibra en las canalizaciones de saneamiento o alcantarillado, evitando la realización de obras y apertura de zanjas, utilizando métodos "sensibles" con el entorno y "mínimamente agresivos, sin ruidos, amenazas al patrimonio histórico o restos arqueológicos, ni molestias de tráfico". Esta tecnología no afecta a la estructura y normal funcionamiento de los colectores de la red de saneamiento.
