Millán Astray 'resucita' en la última obra de Antonio Álamo, 'Cantando bajo las balas'

Actualizado: martes, 25 noviembre 2008 14:51


MADRID, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -

La Sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán de Madrid acogerá desde el próximo jueves 27 de noviembre al 21 de diciembre 'Cantando bajo las balas', de Antonio Álamo, un montaje dirigido por Álvaro Lavín que rememora el primer acto oficial franquista de la Historia que tuvo lugar el 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, narrada por el cadáver invicto del general José Millán Astray, fundador de la Legión.

Adolfo Fernández da vida a Millán Astray en esta puesta en escena de K.Producciones que lleva ya 60 funciones por toda España y que ahora recala en este teatro madrileño del Centro Dramático Nacional, año y medio después de haber obtenido el Premio al mejor espectáculo en la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia.

Para Álamo el motor que le impulsó a escribir esta obra fue el personaje de Miguel de Unamuno quien junto a Millán Astray fue el otro gran protagonista de aquel acto franquista. "Como admirador de Unamuno me resultó extraño que el escritor se hubiese posicionado a favor del alzamiento nacional. Indagando en esta cuestión llegué hasta ese momento en Salamanca en el que se dio cuenta de que todo era un disparate e, incluso apuntado por las metralletas de los legionarios y falangistas, dijo 'hasta aquí llegué'", explicó el autor seguro de que el espectador "experimenta el horror y la sinrazón" de esos primeros momentos del Franquismo.

PERSONAJE ESTRAMBÓTICO Y EXCEPCIONAL

Para Álvaro Lavín el personaje de Millán Astray es teatralmente excepcional, "puro teatro" y resulta raro que hasta ahora no haya más espectáculos sobre él. "Era tan estravagante y estrambótico para la época que resultaba puramente teatrero", insistió.

Antonio Álamo ha concebido una comedia que el equipo del montaje dirigió hacia el "cabaret necrófilo", como apuntó Adolfo Fernández. El actor interpreta a Millán Astray pero a través de él hablan otros personajes como el propio Unamuno (encarnado en una gran marineta), Franco o Pemán, por ejemplo.

Aunque, según Lavín, el personaje de Millán Astray "no está teñido" en ningún caso de la "visión política" de quienes lo han puesto en pie en esta obra, para Fernández, está claro que desde el escenario todos ellos están diciendo de qué lado están, que no es otro que "el de las víctimas". El actor aseguró que el hecho de que el juez Baltasar Garzón haya reabierto toda la polémica en torno a las fosas del Franquismo ha "favorecido" al espectáculo.

Asimismo, Adolfo Fernández se mostró convencido de que "detrás de quienes no quieren remover esta cuestión hay muchas fortunas que han ido creciendo". "Por eso desde el teatro tenemos que hablar claro y conseguir que nuestros niños crezcan en libertad", señaló.

DESCONTEXTUALIZADO

Respecto al personaje de Millán Astray, el actor señaló que su construcción se la debe a Lavín, quien le mostró la conveniencia de "descontextualizarlo" para que tuviese "empatía" con el público. "Pocos sabemos realmente cómo era el general excepto por lo que de él se ha trasladado como que regó con su sangre la bandera de o que recibió cinco extremas unciones. Seguro que también vivió momentos de afectividad que queremos trasladar al espectador", explicó incidiendo en que es preciso que se conozcan otraas historias de Millán Astray quien, como recordó Álamo, estaba incluso "mal visto" por el propio régimen.

El autor de la obra dijo también que en esta función hay una "defensa de la nación que, a día de hoy, se sigue escuchando. "Unamuno y Millán Astray tenían una concepción de España y de ser español que el propio Franco utilizó muchas veces", matizó.

En su opinión, ambos personajes son "paralelos" si bien la diferencia entre uno y otro radica en que "mientras el escritor abogaba por el empleo de la inteligencia y la persuasión, el fundador de la Legión creía en la violencia y la masacre para lograr sus objetivos".

Junto a Adolfo Fernández se encuentra Mariano Marín, responsable de la música del espectáculo, quien explicó que ésta camina por tres líneas concretas: De un lado, el piano, que acompaña las canciones que aportan ese tono necrófilo; de otro, ese mismo instrumento que, de modo cinematográfico, acompaña también las intervenciones del actor; y, finalmente, la parte más tecnológica, de la que Marín se ha servido acudiendo a efectos y sonidos de la época para crear los ecos de lo que se escuchaba en esos momentos. "La música es un actor más y ayuda a que el ritmo del espectáculo sea muy preciso", concluyó Mariano Marín.