Actualizado: miércoles, 22 mayo 2013 13:40

Luxemburgo y Austria mantienen su veto a la nueva directiva de la UE para combatir el fraude fiscal


BRUSELAS, 22 May. (EUROPA PRESS) -

El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, ha reiterado este miércoles que su país está dispuesto a abandonar el secreto bancario en 2015, pero ha supeditado esta decisión a que la UE alcance un acuerdo con Suiza de intercambio de información sobre cuentas de no residentes.

"Hemos dicho, en tanto que Gobierno luxemburgués, que estamos dispuestos a introducir el intercambio automático de información el 1 de enero de 2015. Pero a condición de que la UE haya procedido a negociaciones con Suiza y otros países terceros", ha dicho Juncker a su llegada al Consejo Europeo, que está consagrado a la lucha contra el fraude fiscal.

El primer ministro luxemburgués ha admitido que, debido a la crisis, "hay un sentimiento creciente en nuestras opiniones públicas que reclama una mayor equidad fiscal". Pero ha resaltado que la UE debe negociar primero con Suiza para evitar "situarse en una posición que distorsione la competencia".

Juncker ha rechazado además que la UE siga la estela de Estados Unidos en materia de lucha contra el fraude fiscal y el intercambio de información. "Cuando se es fuerte y se está unido, se tienen mejores cartas que cuando se está disperso y dividido entre diferentes posiciones", ha señalado.

"Pero no creo que Europa esté bien inspirada si sigue, sin ningún matiz, las posiciones de EEUU. Europa no es EEUU", ha sostenido.

Luxemburgo y Austria son los únicos países de la UE que mantienen el secreto bancario. Los líderes europeos tienen previsto presionar a ambos Estados durante la cumbre de este miércoles para que levanten su veto a la nueva directiva sobre la fiscalidad del ahorro, bloqueada desde que Bruselas la propuso en 2008.

Pero no se espera que los dos países suavicen su postura durante el Consejo Europeo, ya que según el borrador de conclusiones el objetivo es aprobar la directiva antes de fin de año. "A la hora de la verdad, ningún líder europeo quiere guerra con Luxemburgo y Austria", explica un alto funcionario.