La buena calidad institucional y la baja corrupción impulsan la inversión extranjera, según Banco de España

Banco de España
REUTERS - Archivo
Publicado: jueves, 10 mayo 2018 11:53

Advierte del aumento de la desigualdad entre ciudadanos de un mismo, al menos, desde 1980

MADRID, 10 May. (EUROPA PRESS) -

La "buena" calidad institucional y un "bajo" nivel de corrupción impulsan la inversión extranjera directa, mientras que una regulación apropiada del sistema bancario reduce los flujos transfronterizos que resultan más volátiles y potencialmente perjudiciales, según indica el Banco de España en un artículo sobre los efectos de la globalización en el crecimiento y la distribución de la renta.

El estudio asegura también que reducir los desajustes de activos y pasivos denominados en moneda extranjera y promover la creación de una base inversora local "amplia y estable" contribuyen a limitar también los riesgos asociados a la volatilidad de los flujos transfronterizos.

Asimismo, destaca que un entorno institucional bien desarrollado y unos fundamentos macroeconómicos sólidos reducen la probabilidad de que una apertura demasiado rápida de la cuenta de capital desemboque en una crisis financiera.

Estas son las principales conclusiones del artículo del Banco de España, en el que analiza qué repercusión ha tenido la globalización económica (apertura comercial, migración y globalización financiera) en el aumento o descenso de la desigualdad económica, que en las últimas décadas se ha empezado a reducir en cuanto a la renta media entre países pero, en cambio, ha crecido entre ciudadanos dentro de cada país, al menos, desde 1980.

En cuanto a la apertura comercial, la autoridad monetaria indica que la evidencia empírica pone de manifiesto que, en el corto plazo, el proteccionismo "distorsiona" la asignación de recursos, reduciendo la eficiencia económica, y a medio y largo plazo, tiene consecuencias "adversas" sobre el crecimiento y la capacidad productiva, al afectar negativamente a la productividad total de los factores.

INMIGRACIÓN Y MERCADO LABORAL

Sobre los flujos migratorios, también destaca su principal impacto sobre las economías receptoras de inmigrantes es en el mercado laboral. Así, se produce un aumento de la fuerza laboral y tanto el PIB agregado como el PIB per cápita se incrementan, pues la ola migratoria aumenta la productividad marginal del 'stock' de capital instalado y sus rendimientos.

"En el caso de que los trabajadores nativos y migrados tengan distinto grado de cualificación, los efectos positivos sobre la economía receptora serán mayores en cuanto mayor sea la heterogeneidad en la capacitación de unos y otros trabajadores", subraya el Banco de España.

Los flujos migratorios también tienen impacto sobre los salarios de los empleados nativos. Así, los inmigrantes no cualificados pueden reducir los salarios y las tasas de empleo de los trabajadores del país receptor con similares competencias, pero aumentar aún más las remuneraciones de los nativos con mejores cualificaciones, lo que generaría un aumento de la desigualdad en la economía receptora.

En cuanto a su impacto en el estado de bienestar, apunta que los inmigrantes cualificaciones y más jóvenes realizan una contribución neta a dicho estado de bienestar de los países de destino, mientras por el contrario la contribución neta de los no cualificados y más cercanos a abandonar la fuerza laboral podría ser negativa.

Por último, respecto a la globalización financiera, el Banco de España indica que el capital se localiza en aquellos países donde obtiene una mayor rentabilidad, facilitando la asignación más eficiente de los recursos a nivel global y actuando, por tanto, como catalizador del crecimiento económico y también de la innovación.

Sin embargo, asegura que la globalización financiera también puede afectar a la desigualdad por varios canales, dado que en países con instituciones financieras débiles y con un acceso al crédito no inclusivo, puede sesgar el acceso financiero a favor de los estratos más ricos de la población y, por tanto, aumentar la desigualdad, al tiempo que las crisis financieras asociadas con recesiones de larga duración pueden perjudicar de manera "desproporcionada" a los más pobres al aumentar la duración del desempleo.

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