Actualizado 18/11/2008 20:35

La autora de 'El mundo según Monsanto' cree que al Gobierno español le falta información al permitir los transgénicos

MADRID, 18 Nov. (EUROPA PRESS) -

La periodista, escritora y directora de cine francesa Marie-Monique Robin, autora del libro y documental 'El mundo según Monsanto', considera que al Gobierno español le falta información al haber permitido la producción de productos transgénicos a gran escala, concretamente el Maíz-BT.

Robin, que presentó la cinta y el texto esta tarde en Madrid, opina asimismo que existe ausencia de resistencia entre los consumidores españoles a este tipo de productos. Del mismo modo, aseguró en una entrevista concedida a Europa Press que los agricultores también están desinformados.

"El maíz BT ha sido manipulado para conseguir una proteína insecticida, pero cuando tienes una planta que fabrica de manera permanente un insecticida, los insectos se adaptan y desarrollan una resistencia, algo que ya se ha comprobado en varios estados de Estados Unidos", advirtió.

La periodista gala denuncia en su investigación de tres años que la multinacional Monsanto, responsable del 90 por ciento de los trangénicos que se cultivan en el mundo, no ha sometido estos productos a los controles a los que tradicionalmente se somete a los pesticidas y reclama este tipo de controles.

"Los españoles están comiendo maíz pesticida sin saber lo que va a pasar, o carne procedente de un cerdo que ha consumido este maíz --comentó--. El problema es que este maíz se reproduce y puede contaminar al maíz convencional". En este sentido, aseguró que un 12 por ciento del maíz convencional de Aragón y Cataluña ya está contaminado.

Robin también subraya los "casos de corrupción" de la multinacional en diferentes países, como Canadá o Indonensia. Después de una investigación de tres años, la periodista señala que la compañía estadounidense afirma que la empresa tiene "un poder muy importante" con el que "es capaz de poner a sus hombres a controlar puestos clave" en Estados Unidos, en la Unión Europea y en la Organización Mundial del Comercio.

También recalca que a finales de los 90, cuando "había mucha resistencia en Europa" contra estos cultivos, contrató a una agencia de comunicación para que diseñara una estrategia de comunicación basada en la premisa de que los alimentos biotecnológicos acabarían con el hambre en el mundo.

Sobre su investigación, la periodista y directora de cine considera que si Monsanto no se ha defendido es "porque el que calla, otorga", aunque reconoce estar preocupada, ya que cada vez que un científico "hace su trabajo", o bien pierde su empleo o es víctima de una campaña de difamación, "al igual que los periodistas que se atreven a denunciar".

AMÉRICA E INDIA

La escritora, cuyo libro ha sido traducido a 13 idiomas y su documental se está mostrando en 20 países, asegura que evidenció en Argentina, Paraguay, América del Norte e India, cómo la apuesta por los transgénicos es la segunda fase de la llamada revolución verde, iniciada con la introducción de la agricultura industrial basada en semillas de alto rendimiento, que condujo a monocultivos en el planeta y a una reducción de la biodiversidad.

En concreto, detalló que en Argentina se producen 17 millones de soja transgénica, lo que a su juicio puede considerarse un 'monocultivo', y que va "en contra de la seguridad alimentaria". Además, relató que los transgénicos están sujetos a patente, lo que se traduce en que los campesinos no pueden quedarse con una parte de la cosecha para poder sembrarla.

"Si lo hacen tienen que pagar y si no, son perseguidos por la policía, que debe imponer el derecho a la propiedad intelectual. Si controlas las semillas, controlas la alimentación y así controlas los pueblos", remachó.

Marie-Monique Robin recuerda que Monsanto vendió su división farmacéutica y mantiene que lo hizo para comprar "todas las empresas semilleras del mundo", de tal forma que en Estados Unidos y en Canadá "es muy difícil encontrar semillas convencionales". En todo caso, precisa que no está en contra de los trangénicos sino sólo de aquellos convertidos en pesticidas que, precisamente, "son los únicos que hoy por hoy se producen en el mundo".