Actualizado 16/07/2009 16:22

El CICR señala que la seguridad y dignidad de los desplazados que regresan a sus hogares es primordial


MADRID, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -

Mientras miles de desplazados internos de Pakistán regresan a sus hogares, su seguridad y capacidad para vivir en dignidad se convierte en una situación primordial, indicó hoy el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que añadió que sigue asistiendo a las personas afectadas por los enfrentamientos aunque su capacidad para cumplir este trabajo depende del acceso seguro y sin impedimentos.

El pasado 11 de julio el Gobierno paquistaní anunciaba que casi dos millones de personas que habían huido de los enfrentamientos en la Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP) podrían regresar a sus casas. Cerca de 10.000 ya han dejado los campamentos en los que se refugiaban desde que comenzó la operación gubernamental el pasado 13 de julio.

"Es absolutamente esencial que los desplazados puedan regresar a sus casas tan pronto como las condiciones lo permitan, aunque las familias que eligen regresar deben tener un acceso seguro así como poder disponer de alimentos y de servicios básicos", aseguró el director de la delegación del CICR para Pakistán, Pascal Cuttat.

"Las autoridades paquistaníes tienen la responsabilidad no sólo de garantizar la seguridad y la dignidad de los desplazados, sino también de asegurar que su regreso es voluntario y se basa en su propia evaluación de la situación económica y de seguridad en las zonas donde residen", añadió.

Como organización humanitaria neutral e independiente, subraya, el CICR no está tomando parte en el programa de regreso de los refugiados, aunque está observando, y lo seguirá haciendo, el proceso de manera independiente de las autoridades.

Miles de personas comenzaron a abandonar los campamentos el 13 de julio, incluidos muchos que habían estado viviendo en siete campamentos apoyados por el CICR y la Media Luna Roja paquistaní, para regresar a los distritos de Swat y Buner. Se les ha dado, en gran medida, escoltas policiales y han estado acompañados por ambulancias del Gobierno. Por su parte, muchas familias de desplazados que vivían con comunidades de acogida también han comenzado a regresar, pero por sus propios medios.

La situación de seguridad sigue siendo incierta en diferentes zonas de la Provincia de la Frontera Noroeste, a lo que se une que la economía local se ha visto afectada por la violencia y muchas familias se enfrentarán a dificultades cuando vuelvan.

En Buner, donde la seguridad sí ha mejorado, se estima que más del 50 por ciento de todos los desplazados del distrito ya han regresado. A pesar del toque de queda que hay en vigor, el gran número de casas destruidas y el daño en las infraestructuras, la vida está volviendo rápidamente a la normalidad en la capital del distrito, Daggar. Sin embargo, el acceso al agua, a la electricidad y otros servicios básicos sigue siendo difícil en las afueras de las grandes ciudades.

CONTACTAR CON FAMILIARES

La organización también indica que está ayudando a las familias a reconstruir el contacto con sus familiares. La demanda ha sido especialmente elevada en el campamento de Jalozai. "Muchas personas han permanecido separadas de sus familiares durante semanas", indicó otro delegado del CICR, David Goetschmann. "Descubrimos dónde están los familiares y, cuando lo necesitan, ofrecemos llamadas gratuitas de teléfono", añadió.

El CICR también manifiesta que ha comenzado las campañas entre los desplazados que viven en campamentos sobre los peligros de las minas y otros dispositivos sin explotar que pueden encontrar cuando regresen a sus hogares, y especialmente se enseña a los niños a reconocer y evitar estas armas.

-. Firma: MAM .-