Recurso de contaminación, emisiones, polución - EUROPA PRESS - Archivo
SEVILLA 10 Dic. (EUROPA PRESS) -
El informe de Ecologistas en Acción 'Efectos de la crisis de la Covid-19 sobre la calidad del aire urbano en España' concluye que los niveles de contaminación atmosférica por dióxido de nitrógeno (NO2) en Córdoba, Granada, Málaga, Sevilla y la Bahía de Cádiz son un 30% inferiores en los ocho meses que van de marzo a octubre de 2020 que en la media de los meses equivalentes en los siete años anteriores (2013 a 2019).
El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos oficiales de NO2 recogidos en 129 estaciones de medición, repartidas entre las 26 principales ciudades del Estado español entre ellas Córdoba, Granada, Málaga, Sevilla y la Bahía de Cádiz, entre marzo y octubre de 2020 y de los siete años anteriores.
En un comunicado, la organización ecologista señala que los niveles de dióxido de nitrógeno en las principales ciudades andaluzas y la Bahía de Cádiz cayeron cerca de un 50 % durante el primer estado de alarma respecto a los valores medios de los últimos siete años, y añade que este descenso se redujo al 16% en verano (21 de junio a 31 de agosto), notándose más en los municipios del interior y se ha mantenido en un 18% durante el otoño (septiembre y octubre).
Apunta que el informe concluye que la reducción drástica del tráfico ha provocado "una mejora sin precedentes" de la calidad del aire en las ciudades españolas, muy por debajo de los límites legales y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, pero advierte de que estas mejoras "pueden revertirse rápidamente con la vuelta a la actividad económica habitual".
Así, entre las principales conclusiones de este informe, que muestra el efecto del confinamiento en la calidad del aire urbano y la evolución de esta a lo largo de las diferentes fases de la desescalada y la "nueva normalidad", destacan también que la reducción de la contaminación es generalizada para todas las ciudades, aunque oscila entre el 23% de Cádiz y Málaga y el casi 50% de ciudades como Vigo, Palma, Vitoria, Alicante, Valencia, Santander y A Coruña. En Madrid y Barcelona el descenso de las concentraciones de NO2 es del 41%, mientras que Córdoba muestra una reducción del 39% y Sevilla del 36%.
Señala que tras la declaración del primer estado de alarma, el 14 de marzo, se produjo una reducción "drástica" de los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las principales ciudades andaluzas, y que la reducción fue notable en estas fechas (14 de marzo a 20 de junio), cuantificada en hasta un 49% en promedio llegando hasta un 60% y 54% en Córdoba y Sevilla, respecto al mismo periodo de los últimos siete años.
"Los niveles de NO2 registrados durante el primer estado de alarma son los más bajos para los meses de marzo, abril, mayo y junio de la última década en todas las ciudades analizadas", destaca Ecologista en Acción, que añade que se mantienen además "muy por debajo del valor límite legal, incluso en las estaciones orientadas al tráfico donde se superan estos umbrales con frecuencia".
El informe agrega que con el fin del primer estado de alarma y el inicio del verano, el 21 de junio, empiezan a verse más diferencias entre ciudades, que podrían estar motivadas por los distintos ritmos de vuelta a la actividad habitual según los sectores predominantes.
"Esta conclusión viene reforzada por la vuelta a niveles parecidos a los habituales en las ciudades costeras andaluzas y del País Valenciano, que tienen un fuerte sector turístico", precisa.
Para otras ciudades como las gallegas o como Palma (dependiente de un turismo extranjero que apenas ha existido este año), "la diferencia con la media de los años anteriores es del 40%" y en el conjunto de las ciudades estudiadas, "en verano de 2020 los niveles de NO2 fueron un 28% inferiores a los de la década anterior".
Asimismo, Ecologistas indica que la reducción total de la contaminación en septiembre y octubre es del 29 % respecto a la década anterior, pero mientras en ciudades como Málaga la calidad del aire es muy parecida a la habitual (solo un 4% menos de NO2 en 2020), al tiempo que señala que en particular en el mes de octubre, se han producido más puntas de contaminación por NO2 y aunque las medias mensuales siguen estando por debajo del valor límite anual legal, se observa "una clara tendencia al alza en la mayoría de ciudades".
El dióxido de nitrógeno es el contaminante típico emitido por los tubos de escape de los automóviles (además de por las calderas industriales y domésticas), por lo que su evolución está directamente ligada a las emisiones del tráfico motorizado. Es esta su principal fuente en las ciudades y el principal factor que influye en la calidad del aire urbano.
El NO2 provoca cada año en España alrededor de 6.000 muertes prematuras, según el Instituto de Salud Carlos III y la Agencia Europea de Medio Ambiente (datos del último año disponible, 2018).
Es un gas irritante que agrava las enfermedades respiratorias y merma la resistencia a las infecciones. "Diversos estudios están relacionando la mortalidad de la enfermedad Covid-19 con la contaminación atmosférica", aseguran desde Ecologistas.
LOS CAMBIOS EN MOVILIDAD, "LA MEJOR HERRAMIENTA"
La organización manifiesta que la crisis de la Covid-19 demuestra que la reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad "son la mejor herramienta para rebajar la contaminación del aire en las ciudades", toda vez que señala que el final del periodo más agudo de la crisis "no puede llevar a una vuelta a la normalidad en lo que a movilidad se refiere, y mucho menos a un aumento del uso del vehículo motorizado privado en detrimento de formas de movilidad más sostenibles, como parece indicar el aumento de los índices de tráfico para casi todas las ciudades en los últimos meses".
En definitiva, esta dramática situación creada por la Covid-19 "viene a corroborar algo en lo que viene insistiendo Ecologistas en Acción y toda la comunidad científica, que la reducción del tráfico motorizado en las ciudades tiene claros efectos en la disminución de la contaminación, algo que a su vez supone una importante mejora de la salud pública".
Ecologistas subraya que durante la desescalada que siguió al primer estado de alarma se establecieron algunas medidas beneficiosas para la salud y el bienestar general, como la ejecución de carriles bici y carriles bus en algunas ciudades, pero esa política "no ha sido generalizada e impulsada con decisión por las instituciones", y afirma que la infundada percepción del transporte público "como un lugar no seguro debe contrarrestarse mediante el refuerzo de las líneas de autobús, metro y cercanías ferroviarias, procurando tasas de ocupación razonables" y que la viabilidad del transporte colectivo "debe asegurarse asimismo mediante una ley de financiación".
Por último, la organización, para evitar la vuelta a patrones de movilidad insostenibles, propone que en la nueva normalidad se establezcan y consoliden buenas prácticas como la compra de proximidad, el teletrabajo voluntario, la administración electrónica o el escalonamiento de horarios laborales.
Además, "debe potenciarse la movilidad activa peatonal y ciclista, cediendo más espacio para estos medios y estableciendo el límite de velocidad urbana en 30 kilómetros por hora, como primer paso hacia la implantación de zonas de bajas emisiones ambiciosas en todas las ciudades mayores de 100.000 habitantes", concluye.