Los jugadores de la selección española posan con su medalla de plata olímpica en Los Angeles'84 - FEB
MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -
Hay que remontarse a mediados de los 80 para encontrar el primer gran éxito mundial del baloncesto nacional. Antes de que la generación de los 'juniors de oro' se convirtiese en una de las mejores selecciones del mundo y encadenase dos finales olímpicas en Pekín 2008 y Londres 2012 consecutivas en las que tuteó incluso a las estrellas de la NBA, además de un bronce hace cuatro años en Río de Janeiro, hubo un grupo de jugadores que hizo historia en 1984 alcanzando la final en Los Angeles'84.
Si bien España había sido tres veces subcampeona continental, en 1935, 1973 y en 1983, justo un año antes de los Juegos y batiendo en semifinales en la URSS (95-94) antes de caer con Italia (105-94), su historial olímpico no era excesivamente prolífico, aunque en Moscú'80 había finalizado cuarta, una cita sin los Estados Unidos, mientras que en el Mundial de Cali (Colombia) de 1982 también fue cuarta.
El combinado nacional había demostrado su potencial para pelear con las mejores y se plantaba en el Forum Inglewood de Los Angeles con opciones de pelear por hacer historia. En el Preolímpico había estado a gran nivel ganando todos sus partidos salvo la final contra la URSS y, además, la ausencia de los soviéticos por el boicot a la cita olímpica abría algo más el panorama para los de Antonio Díaz Miguel.
El técnico se llevó a los Estados Unidos a 'Epi', Fernando Arcega, José Manuel Beirán, Juan Antonio Corbalán, Juan Domingo de la Cruz, Andrés Jiménez, José Luis Llorente, Juan Manuel López Iturriaga, Josep María Margall, Fernando Martín, Fernando Romay e Ignacio Solozábal, y el primer objetivo era conseguir la mejor posición en el grupo para un cruce de cuartos lo más 'amable' posible.
La fase de grupos llevó a España a enfrentarse con Canadá, Francia, Uruguay, China y la anfitriona, un equipo que contaba con Michael Jordan, Patrick Ewing o Chris Mullin, ya estrellas universitarias. El debut era ante los canadiensess y ahí estuvieron a punto de truncarse las primeras aspiraciones, pero acabó ganando por un punto (83-82) con gran actuación de Fernando Martín (27 puntos).
A partir de ahí, victorias más cómodas ante Uruguay (107-90), con 33 puntos de Epi, Francia (97-82), otra vez con un Epi destacado (23), y China (102-83), con Juanma López Iturriaga comandando la anotación (20), antes de medirse a los Estados Unidos. En la primera parte, la subcampeona europea daba la sorpresa al perder de forma ajustada (46-41) antes de ser arrollada en la segunda parte para caer por 101-68, con 24 puntos y 12/14 de 'Air'.
España se clasificó como segunda del grupo y el cruce para pelear por las medallas le llevó a medirse a Australia. El duelo fue muy disputado y los españoles, liderados por Martín y Epi, ambos con 25 puntos, supieron apretar al final para hacerse con el billete para las semifinales por 101-93.
En las semifinales, tocaba el gran examen ante Yugoslavia, actual campeona olímpica, un rival pleno de talento, competitivo, y donde empezaba a emerger la figura del gran Drazen Petrovic, pero se hacía con el aval de la victoria en el Eurobasket del año anterior. Sin embargo, las cosas no comenzaron nada bien y los yugoslavos manejaron mejor el partido, escapándose en el marcador con rentas cómodas, aunque al descanso el marcador era todavía ajustado (40-35).
Pero España reaccionó en una gran segunda mitad, apoyado en una gran defensa que maniató a los de Mirko Novosel. Los de Antonio Díaz Miguel tomaron el mando del encuentro con un baloncesto ofensivo fluido y se fue por encima de los diez puntos a falta de menos de cinco minutos, una renta que amarró sin problemas pese a la presión de su rival para alcanzar una histórica final para el basket nacional.
Allí esperaban los estadounidenses. Con la plata ya colgada al cuello, el combinado nacional jugó sin presión e intentando disfrutar de un momento que no se volvería a repetir hasta 24 años después. Los de Bobby Knight no dieron ni siquiera opciones en esta ocasión en la primera mitad, donde ya allanaron su camino hacia su oro obligado (52-29). España saboreó su plata con una sonrisa, pero, sin embargo, no le pudo dar continuidad a ese éxito y no volvió a jugar la final de un gran torneo hasta el Europeo de 1999.