BARCELONA, 29 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Seda de Barcelona condiciona el funcionamiento y continuidad de la planta de IQA de Tarragona al desembolso del crédito de 15 millones de euros que la química pidió hace unos meses al Instituto Catalán de Finanzas (ICF), según fuentes conocedoras de la operación.
Esta fábrica forma parte del paquete de activos no estratégicos que la compañía anunció que ponía en venta como una de las medidas del plan de reestructuración aprobado para afrontar su situación financiera.
No obstante, ahora la compañía ve urgente la inyección de tesorería para mantener el funcionamiento operativo de sus plantas catalanas, con especial riesgo en la continuidad de la fábrica de Tarragona, donde cuenta con 122 trabajadores.
Según las mismas fuentes, esta fábrica está a la espera de la llegada del crédito, ya que creen que la situación es "crítica" para obtener materias primas y seguir con su funcionamiento habitual. La planta es la única productora española de óxido de etileno.
La química, que preside José Luis Morlanes, comunicó el pasado domingo que el consejo de administración había aprobado un plan a cinco años que contemplaba una reducción de 300 empleos, la venta de cinco plantas, entre ellas la de Tarragona, para concentrase en el mercado del plástico PET.
Entre los activos no estratégicos figuran Simpe (Italia), Portalegre (Portugal), IQA (Tarragona), Volos (Grecia) y TurkPET (Turquía). Asimismo venderá terrenos no adscritos a la actividad industrial.
