MADRID 5 Ene. (EDIZIONES) -
Cada fin de año los inversores revisan sus carteras de inversión de cara al futuro ya que, con el nuevo ejercicio, siempre surgen nuevas oportunidades de negocio. Como cada año, los inversores se enfrentarán al reto de donde colocar su dinero.
De cara a 2016, los grandes inversores internacionales alertan de que la inestabilidad política mundial, con el agravamiento de conflictos regionales, y los cambios en los tipos de interés aumentarán de nuevo la volatilidad en los mercados.
Así, los inversores institucionales apuestan por la renta variable como la categoría de activos que mejor se comportará en 2016, aunque se esperan unas rentabilidades más bajas que en los años posteriores a las crisis, según aseguran los informes realizados por Natixis y el BlackRock Investment Institute (BII).
Para dar respuesta a la volatilidad de los mercados, los inversores aumentarán la diversificación de sus carteras y dedicarán una mayor parte a los activos alternativos, entre los que el BII recomienda los activos tangibles y las estrategias neutrales al mercado.
"Estamos observando una escalada de la demanda de estrategias innovadoras dirigidas a necesidades específicas dentro de carteras más diversificadas y complejas", afirma John Hailer, responsable de distribución global y CEO de Natixis para América y Asia.
Los expertos estiman un potencial de revalorización "escaso o nulo" en la renta fija. En este sentido consideran que determinados bonos de alto rendimiento, bonos con calificación Investment Grade y la deuda emergente en divisas fuertes, son "atractivos" frente a la deuda pública.
Actualmente, las instituciones de inversión asignan una media del 28% de sus carteras a renta fija. Sin embargo, el 42% de ellos espera reducir sus posiciones en este activo frente al 16% que prevé aumentar su asignación a renta fija, según una encuesta realizada a más de 660 inversores por Natixis.
MERCADOS BURSÁTILES
La mayor parte de las bolsas ha perdido fuelle este 2015 ya que los aumentos del PER y la expansión de los dividendos han ocultado el estancamiento y el descenso de los beneficios de las empresas, señalan desde el BII. "Si las empresas quieren aumentar sus beneficios, es vital que los ingresos vuelvan a crecer", asevera el director global de estrategia de la compañía, Russ Koestrich.
En este sentido, pronostican que las fluctuaciones del dólar y los precios del petróleo serán "determinantes" en 2016. Los avances del dólar intensificarían las presiones sobre los precios de las materias primas, las divisas emergentes y los beneficios de las empresas estadounidenses, a las que restarían competitividad en exportaciones.
Por otra parte, la caída del crudo ha presionado a la baja las expectativas de inflación a largo plazo, lo que podría animar a algunos bancos centrales a "pisar" más a fondo, el acelerador monetario.
EL CICLO DE CRECIMIENTO DE EE.UU TIENE RECORRIDO
La economía internacional depende, en gran medida, de Estados Unidos de cara a 2016, debido a que en otras regiones el crecimiento se está ralentizando o estancando. A pesar de que las estimaciones sobre el crecimiento se han revisado a la baja, los expertos estiman que al ciclo de crecimiento norteamericano aún le "queda recorrido".
En un momento en el que la economía norteamericana disfruta de un buen momento la Reserva Federal, por fin, parece dispuesta a acabar con la etapa de los tipos de interés cercanos al cero. La subida de los alquileres en el mercado de la vivienda contribuirá a impulsar a impulsar la inflación en 2016.
"Los bancos y las aseguradoras muestran correlaciones positivas con las subidas de los rendimientos de los bonos, y también nos gustan las empresas tecnológicas, las constructoras y los inmuebles terciarios prime de EE.UU", señalo Koesterich. En la renta fija con calificación Investment Grade, las preferencias se centran en sectores como el de los servicios financieros y el del cable, en detrimento del de materiales, manufacturas y productos de consumo.
LA AUSTERIDAD REMITE EN EUROPA
El ciclo empresarial de la eurozona se encuentra en las primeras etapas de una recuperación "a cámara lenta", aunque la inflación subyacente permanece en niveles bajos y el repunte de las exportaciones está amenazado por la ralentización de los mercados emergentes, apuntan los analistas.
Los expertos "esperan que el impulso reformista deje sitio a los controles fronterizos y las cuestiones relacionadas con la seguridad en 2016". Así, consideran que al aumentar el gasto público se dará un impulso "modesto" al crecimiento durante el próximo año.
En lo relativo a las bolsas europeas, la debilidad de la moneda única, el tenue crecimiento de los salarios y la expansión del crédito deberían impulsar los beneficios empresariales de la Unión Europea (UE). En este sentido, los especialistas en inversión alertan de que a los mercados "les gusta ir a contracorriente", en relación al consenso que existe entorno a la sobreponderación de las acciones europeas.
JAPÓN ATENDERÁ A LOS DERECHOS DE LOS ACCIONISTAS
Ahora que la economía japonesa vuelve a coquetear con la deflación, el BII estima que el Banco de Japón podría aplicar nuevas medidas de expansión cuantitativa (QE) y que el Gobierno podría elevar el gasto público, algo que repercutiría de forma positiva para los beneficios empresariales.
Los expertos recomiendan la compra de acciones japonesas ya que "están baratas" y la apuesta por Japón no suscita tanto interés en el mercado. Además, indican que el sector empresarial nipón está comenzando a preocuparse por los derechos de los accionistas, algo que se traduce en más pagos de dividendos y recompras de acciones.
El riesgo a corto plazo para la inversión en el país del sol naciente es la desaceleración China. Después de los EE.UU, el gigante asiático representa el mayor socio comercial de Japón, aunque tan solo el 5% de los ingresos totales de las empresas niponas proceden de China.
CHINA PUEDE PROVOCAR FLUCTUACIONES EN LOS MERCADOS EMERGENTES
Es probable que gigante asiático no alcance el objetivo de crecimiento anual real del 6,5% fijado por el plan quinquenal actual, pero los especialistas no lo consideran un problema. Un crecimiento del PIB real del 5% sería saludable para una economía de aproximadamente 20 billones de dólares. Reformas como el paso a un sistema de precios de mercado y la reducción del exceso de capacidad del sector manufacturero están estimulando el PIB del país.
Sin embargo, los países emergentes son los que más están sintiendo los efectos de los cambios económicos en China. Las economías que dependen de la demanda china se enfrentan a un doble peligro porque el crecimiento chino ha seguido contrayéndose más rápido de lo previsto y la composición del crecimiento ha cambiado.
Con todo, los especialistas recomiendan ser "prudentes" a la hora de identificar las fluctuaciones del ciclo que podrían contribuir a impulsar a los mercados bursátiles, al menos temporalmente.