AENA ha abierto expediente a los dos controladores que no han justificado su baja médica
MADRID, 20 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los problemas registrados el pasado 2 de enero en el aeropuerto de Madrid-Barajas debido a la baja médica de ocho controladores aéreos tienen que interpretarse como un "incidente local y aislado" que sólo afectó al 6% del total del colectivo, según explicó hoy la presidenta de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), Encarnación Vivanco, durante su comparecencia ante la Cámara Baja.
Vivanco subrayó que la repercusión de dicho incidente "se vio acentuada" por las características del aeródromo madrileño, que opera como un 'hub' --centro de interconexión de vuelos-- internacional.
Aseguró que AENA intentó conseguir voluntarios que cubriesen las insuficiencias de la plantilla permitiendo así un mayor despliegue de posiciones, pero recordó que el convenio colectivo "permite negarse a cubrir una baja, salvo cuando suponga el cese total del servicio de control".
La presidenta de AENA incidió en que los incidentes de aquel día se agravaron debido a factores externos al gestor aeroportuario de la red pública. La compañía Iberia lleva semanas registrando cancelaciones y vuelos a causa de un conflicto con sus pilotos, que presuntamente mantienen una huelga de celo.
Vivanco reconoció que la puntualidad de Barajas del pasado mes de diciembre ya se había visto perjudicada por estos "problemas colaterales", y que los incidentes de los controladores registrados el pasado 2 de enero la afectaron "severamente".
Concretamente, destacó que los retrasos en la T4, donde opera la citada compañía, mantienen un importante diferencial con respecto a los registrados en las Terminales 1,2 y 3.
Con respecto a la planificación de los turnos de trabajo de los controladores, Vivanco destacó que está "en conexión" con las necesidades de tráfico previstas por AENA y que se gestiona de manera "anticipada" y teniendo en consideración las incidencias en recursos humanos "conocidas y previsibles".
Además, subrayó que dicha gestión se ha organizado según la normativa europea de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) y del 'cielo único europeo' y destacó que el marco internacional de navegación aérea ha de servir para conseguir una "mayor productividad y eficiencia" de los efectivos que sirven a las compañías aéreas.
En este sentido, reconoció la necesidad de trasponer "alguna directiva concreta" en materia de control y subrayó la necesidad de realizar una "acción coordinada, serena y a medio plazo" para aproximar los objetivos de eficiencia a los estándares europeos.
DOS CONTROLADORES EXPEDIENTADOS.
Vivanco aseguró que las conductas que provocaron los incidentes están siendo investigadas por AENA y que si se encuentran irregularidades se les aplicarán "las sanciones previstas en el convenio".
La presidenta de AENA informó de que de las ocho bajas de controladores acaecidas el 2 de enero, tres fueron justificadas por otros servicios y cinco fueron por enfermedad.
A éstos últimos, se les ha remitido burofaxes para que acreditaran su ausencia y el resultado es que tres controladores han justificado con certificación médica su baja, mientras que los dos restantes han sido expedientados.
Además, se han enviado también burofaxes a los distintos jefes de sala para elaborar un "informe explicativo" sobre estas circunstancias. "Las explicaciones solicitadas van dirigidas a la apertura de información reservada y, en su caso, a la aplicación del régimen sancionador previsto en el convenio colectivo en vigor", señaló Vivanco.
Además, aclaró que desde octubre hay una mesa negociadora con el colectivo de controladores y que el convenio colectivo de los mismos expira en el ejercicio 2010. De aquí esta fecha, y "con mucho diálogo", se debería llegar a renovar dicho convenio "en unas condiciones que permitieran unos referentes de productividad y eficiencia a los estándares del entorno europeo", recalcó.
ACTUACIONES ESPECIALES
La presidenta de AENA enumeró las actuaciones llevadas a cabo por el gestor aeroportuario para aliviar la situación creada por la falta de los controladores y el cierre de dos de las cuatro pistas del aeródromo madrileño y destacó que, para minimizar el impacto en los despegues se establecieron cambios en el tiempo de rodadura con el objeto de que los aviones no perdieran sus 'slots' --derechos de despegue y aterrizaje--.
Concretamente, el tiempo de rodadura se incrementó hasta los 60 minutos frente a los 15 minutos de tiempo estándar. Además, se publicaron diversos mensajes de aviso a las compañías aéreas informando de dificultades, tiempos de demora y los citados cambios en el tiempo de rodadura.
Asimismo, se realizaron otras actuaciones a partir de las 21.00 horas de la noche del mismo día en las torres de control que consiguieron "un incremento considerable" del número de despegues, que se vieron mucho más afectados que las llegadas.
En concreto, la dirección adjunta de operaciones envió un comunicado escrito al jefe de sala fijando la capacidad de despegues entre 35 y 40 movimientos a la hora, instrucción que fue ignorada hasta las 21.00 horas, cuando coincidiendo con el cambio de turno, comenzó a aplicarse lo especificado en el escrito incrementándose las operaciones de despegue.
