MADRID, 29 Jun. (EUROPA PRESS) -
Ancianos de la residencia privada Juan XXIII de Alcobendas (Madrid), sobre la que pesa una orden de cierre cautelar por parte del Gobierno regional por presuntos tratos vejatorios, comenzaron hoy a abandonar el centro acompañados de familiares, mientras la clausura de las instalaciones, decidida ayer, sigue sin hacerse efectiva.
El número de residentes que han dejado el geriátrico no había sido evaluado a primera hora de esta tarde por la Consejería de Familia y Asuntos Sociales, que desde ayer viene mantenido "encuentros y conversaciones telefónicas" con parientes de los afectados para informarles y asesorarles sobre la nueva situación. "Poco a poco les estamos localizando", afirmaron desde el departamento autonómico.
No obstante, una vecina de la zona donde se ubica el centro, Fide Gebaja, estimó, en declaraciones a Europa Press, que, desde que se emitió el programa televisivo que reveló la desatención que sufrían los mayores, las visitas de los familiares "han aumentado pero se han llevado a seis o siete solamente".
"CADA DÍA VEÍA PEOR A MI MADRE"
Por otro lado, el cierre cautelar decidido por la Comunidad de Madrid es afrontado de forma desigual por parte de los residentes y sus familiares. Así, María Luisa Martínez, hija de una residente de 82 años enferma de Alzheimer, se mostró desconfiada del funcionamiento de la residencia. "Mi madre ha perdido 15 kilos en cuatro meses y por eso me la llevo", declaró Martínez, disconforme con que "nunca" la dejaran subir a la tercera planta, donde presuntamente los ancianos eran maltratados.
Así, esta mujer dijo estar "preocupada" desde hace tiempo porque "cada día veía peor" a su madre, por lo que, tras la emisión del programa televisivo, no dudó en llevársela del centro para someterla a un reconocimiento médico inmediato.
Por su parte, la hija de una anciana de 94 años que reside en el geriátrico Juan XXIII desde hace tres años se mostró "muy disgustada" con la orden de cierre cautelar argumentando que "aquí no hay ningún problema y todo lo que se ha dicho es mentira". "Mis hermanos y yo venimos a verla todos los días y está perfectamente en la tercera planta", añadió.
De la misma opinión son los familiares de un residente de 76 años que calificaron de "subsanables" las presuntas irregularidades que se han cometido en el centro. "Nos han dicho que se trataba de un medicamento caducado que había encima de una mesilla", afirmó Santiago Lomas, cuyo hermano de 76 años es uno de los 52 residentes de la residencia. "De todas formas, no me voy tranquilo y el susto no nos lo quita nadie", matizó Lomas.