MADRID, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha anunciado este miércoles que ha encontrado a más de 3.000 inmigrantes africanos en un campamento situado a las afueras de la localidad de Al Kufrá, en el sureste de Libia, sin agua ni acceso a servicios sanitarios, electricidad o alguna medida de seguridad.
Este campamento fue establecido hace varios años como un punto de tránsito para los numerosos inmigrantes africanos que iban de camino hacia Benghazi y Europa en busca de trabajo. Antes del comienzo del conflicto en Libia, al menos 15.000 personas vivían en estas instalaciones, sobre todo procedentes de Chad y Sudán, pero este número varía todos los días y la OIM asegura que actualmente hay entre 3.000 y 4.000 personas.
La OIM fue testigo de las dificultades que padecen los inmigrantes. "Al no disponer de vallas o de muros que cerquen las instalaciones, los migrantes son víctimas de robos, agresiones físicas e incluso asesinatos, ya que suelen darse casos de personas que penetran en el campamento durante la noche y les roban a punta de pistola", explicó la organización en un comunicado.
Estas personas se enfrentan a duras situaciones en este campamento, que se encuentra en medio del desierto. En algunos casos, han sufrido picaduras de escorpiones, que se agravan debido a que las instalaciones sanitarias más cercanas están a diez kilómetros.
La OIM indicó que muchos inmigrantes quieren volver a su país, pero que debido a la falta de ingresos, no tienen posibilidades de hacerlo.
El equipo de la OIM, acompañado por miembros del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ha encontrado a otros grupos de inmigrantes en el centro de Al Kufrá, cerca de la frontera con Sudán, donde trabajan como jornaleros o desempeñan pequeñas tareas.
Esta localidad apenas cuenta con servicios sanitarios y la mayoría de sus trabajadores son egipcios que volvieron a Libia para ayudar en la crisis. Aunque la Media Luna Roja señaló que muchos trabajadores sanitarios de Corea del Norte y de Pakistán contratados directamente por el régimen del líder libio, Muamar Gadafi, siguen trabajando.