El país tiene que atravesar todavía los peores días de la temporada de secano antes del comienzo del Monzón
MADRID, 23 Feb. (OTR/PRESS) -
Las agencias humanitarias que trabajan en las zonas afectadas por el paso del ciclón Nargis por Birmania consiguen a duras penas hacer llegar el agua a los miles de personas que se encuentran en peligro de morir de sed justo cuando el país afronta las semanas más duras de la temporada de secano, justo antes de que llegue el Monzón.
Los estanques de almacenamiento del delta del río Ayeyarwady se encuentran completamente contaminados por agua salada debido al paso del ciclón Nargis, que arrasó la zona entre el 2 y el 3 de mayo de 2008. Estos estanques eran los únicos recursos hídricos con los que contaban los residentes de la zona y los tradicionales cántaros de agua fueron arrasados por las corrientes. Ahora, los supervivientes del ciclón necesitarán de toda la ayuda posible para cubrir sus necesidades hasta que las lluvias monzónicas regresen por abril o mayo, según informaron trabajadores humanitarios a la agencia de noticias de Naciones Unidas, IRIN.
"La gente está agotando todo lo que se encuentra en las tiendas, lo que anticipa serios problemas de escasez para cuando termine en abril la estación seca", según informó el director del programa para Agua, Sanidad e Higiene (WASH, por sus siglas en inglés) de la ONG Save the Children, Than Myint. "Algunos pueblos se van a quedar sin agua", lamentó.
Las agencias humanitarias están ya poniendo en práctica algunas medidas de contención: desde trabajar con vendedores locales de agua, hasta asegurar que los suministros lleguen a los pueblos más necesitados. También se contempla la instalación de depuradoras para extraer agua potable del mar a través de la ósmosis inversa.
QUE NO CUNDA EL PÁNICO
Sin embargo, el director del programa WASH para la agencia de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Waldemar Pickardt, afirmó que es imprescindible no hacer cundir el pánico, porque la situación, de momento, no es tan peligrosa. "Estamos todos muy preocupados, pero no queremos crear una crisis exagerando la situación actual", declaró Pickardt, quien aseguró que su equipo "ha realizado un excelente estudio de la situación en todo el delta" y "conoce exactamente dónde se encuentran las áreas que pueden sufrir escasez, justo en el momento en el que la temporada de secano alcance el clímax".
Pickhardt indicó que una situación de pánico podría hacer empeorar las cosas: el precio del agua casi se ha duplicado en los últimos meses desde los dos céntimos de dólar hasta los tres céntimos y medio por 30 litros.
El empleado del WASH Khin Maung Win precisó en este sentido que todos los pueblos del delta han sido categorizados según sus necesidades de suministro de agua, y cada localidad ha sido asignada a una ONG para que ayude en el caso de que aparezca la sequía. La Junta Militar birmana tampoco se ha quedado de brazos cruzados, aseguran. El Gobierno militar ha ordenado a sus comandantes de división que colaboren estrechamente con el contingente WASH y que ofrezcan material cuando sean necesario.
Además, las agencias humanitarias intentan asegurar que los habitantes del delta sean capaces de almacenar el agua suficiente durante las próximas lluvias para soportar con comodidad la temporada de sequía 2009-2010. "Nuestro objetivo es doble: ocuparnos de la escasez de agua y desarrollar las infraestructuras necesarias para la siguiente temporada de lluvias", declaró Pickhardt.
SOLUCIÓN
Save the Children fue una de las primeras agencias en dar la voz de alarma sobre una potencial crisis acuífera y anunció la construcción de más de 2.600 tanques de agua provisionales para recoger el agua caída durante las últimas lluvias monzónicas. "Hemos construido tanques para el agua con lonas de plástico y cocoteros", declaró Khin. "Ahora la gente está comenzando a usar el agua, pero el hecho es que lo está haciendo antes de lo que pensábamos, lo que está comenzando a preocuparnos", manifestó.
Save the Children ha instalado depuradoras en zonas de Mawlamyinegyun y Labutta Oeste para aportar agua fresca a los canales de irrigación. Y también se han excavado cerca de diez pozos de más de 150 metros de profundidad para evitar contaminaciones por agua salada.
Las máquinas depuradoras pueden ser parte de la solución al problema de la escasez, pero los trabajadores de UNICEF estiman que gastan demasiada energía y que su uso puede ser insostenible a largo plazo. Sin embargo, el director del servicio de respuesta de Save the Children al Nargis, Dan Collison, considera que depender exclusivamente de los vendedores de agua sería un completo error.
"Somos nosotros los que tenemos que facilitar más agua, porque si la gente se gasta sus escasos ingresos para comprar agua, tendrán mucho menos con lo que reanudar su vida tras el paso del ciclón. En resumidas cuentas, hay una diferencia entre sobrevivir a la estación seca y emerger de la estación seca con los medios suficientes como para construir un futuro".