MADRID, 21 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los ataques "brutales" contra los civiles a manos del grupo rebelde ugandés Ejército de Resistencia del Señor (LRA) en Sur de Sudán y en República Democrática del Congo (RDC) "pueden suponer crímenes de guerra y contra la Humanidad", de acuerdo con dos nuevos informes publicados este lunes por la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay.
En RDC, esta oficina de la ONU junto con la Misión de Naciones Unidas para RDC, la MONUC, afirma que los ataques que el grupo rebelde cometió en diez meses terminaron con la vida de 1.200 personas, secuestraron a 1.400 --incluidos más de 600 niños y 400 mujeres--, y desplazaron a un total de 230.000 personas.
Además, el informe cubre las investigaciones del personal de esta oficina y de la Misión de la ONU en Sudán (UNMIS) en 27 ataques confirmados perpetrados por grupos del LRA entre diciembre de 2008 y marzo de 2009, durante los cuales al menos 81 civiles fueron asesinados y muchos otros heridos, mutilados, violados y secuestrados, incluidas mujeres y al menos 18 niños a quienes se les ha obligado a trabajar como niños soldado, esclavos sexuales, portadores y espías.
"Estos ataques y las violaciones sistemáticas y generalizadas perpetradas por el LRA (...), pueden constituir crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad", indica el informe.
Algunos de estos menores han podido escapar y se ha podido corroborar la información recibida de otros niños secuestrados en ataques anteriores del LRA, según el informe. Además, un número sin especificar de mujeres fueron violadas durante o después de los ataques, y muchos de los adultos secuestrados fueron posteriormente asesinados.
PREFERENCIA POR LAS ARMAS BLANCAS
El Ejército congoleño, con el apoyo de la MONUC y del Ejército ugandés, lanzó la operación 'Rudia' en septiembre de 2008 con el objetivo de limitar las incursiones del grupo rebelde. A finales de octubre de 2008, 3.000 soldados congoleños habían sido desplegados, pero la dificultad de acceder al terreno y el insuficiente apoyo logístico hizo que los rebeldes continuaran con sus ataques.
Por otro lado, los diferentes grupos del LRA entraron en Sur de Sudán, así como en República Centroafricana, después de la ofensiva militar conjunta en RDC en diciembre de 2008 y, tres meses después, más de 17.000 personas habían huido a Sudán como resultado de dicha ofensiva, sumándose así a los casi de 40.000 desplazados por los ataques anteriores.
"En muchos de los ataques, prefirieron utilizar armas blancas por encima de las armas de fuego", indica el informe, poniendo como ejemplo los ataques contra dos aldeas donde se detalla el uso de bayonetas, cuchillos, espadas y cuchillos contra la mayoría de las víctimas. "Se reservaban las armas de fuego para los que intentaban escapar", añade el informe.
"La brutalidad empleada durante los ataques formaba parte de un patrón común y fue deliberada", indica el informe, que también pone como ejemplo varios testimonios de civiles. Los atacantes del LRA "tenían como objetivo a civiles, terminando con la vida de un gran número y causando heridos graves con independencia del sexo, la edad y la etnia", según este documento que afirma que incluso los bebés fueron asesinados.
Los ataques más devastadores en RDC tuvieron lugar el 25 de diciembre de 2008, en principio para explotar el hecho de que había grandes grupos reunidos para celebrar la Navidad, indica el documento. En total, y en un espacio de tiempo de 24 horas en dos localidades separadas por 400 kilómetros, al menos 477 civiles fueron asesinados por grupos de entre 100 y 150 rebeldes que secuestraron a un gran número de civiles.
TERROR AGRAVADO POR LOS EJÉRCITOS
A finales de junio, un total de 228.000 personas se habían visto obligadas a abandonar sus hogares dentro de RDC, y 16.400 se vieron obligadas a huir hacia Sudán y República Centroafricana, a pesar de que diferentes facciones del LRA también habían cruzado la frontera y realizaban ataques similares en estos territorios.
"El terror causado por el LRA en diferentes zonas de la provincia de Orientale se vio agravado por los soldados congoleños", según el informe. "Los desplazados también fueron sometidos al acoso, la extorsión, la violación y a las ejecuciones sumarias cometidas por el Ejército congoleño", indica.
Entre una amplia lista de recomendaciones, el informe pide a la comunidad internacional, incluidos los gobiernos de la región, que cooperen con el Tribunal Penal Internacional (TPI) para buscar y arrestar a los líderes del LRA acusados de crímenes de guerra y contra la Humanidad.