Publicado 07/03/2024 08:51

¿Cómo afecta la desigualdad de género a las personas con discapacidad? Por Fundación Juan XXIII

Mª Julia Sánchez, psicóloga COFOIL y miembro del Comité de Igualdad de Fundación Juan XXIII
Mª Julia Sánchez, psicóloga COFOIL y miembro del Comité de Igualdad de Fundación Juan XXIII - FUNDACIÓN JUAN XXIII

   No es un secreto que la desigualdad de género es un asunto de gran relevancia que afecta a nuestra sociedad en pleno siglo XXI. A pesar de avances significativos por la igualdad entre hombres y mujeres y de adentrarnos en uno de los meses con más reivindicaciones del año coincidiendo con el 8M, debemos ser conscientes de que aún persisten diferencias profundas y en las que debemos seguir trabajando para hacerlas desaparecer.

   Estamos ante un tema que ha estado en el centro de numerosos debates y movimientos sociales en las últimas décadas. Sin embargo, existe una faceta de esta desigualdad que frecuentemente pasa desapercibida: la situación de las personas con discapacidad, sobre todo cuando se trata de mujeres. A menudo, estas personas se enfrentan a barreras adicionales que las excluyen de su plena participación en la sociedad. La lucha por la inclusión social de este grupo vulnerable es una tarea urgente que requiere atención y acción inmediata.

   Desafíos que enfrentan

   Ya independientemente de la diferenciación de género, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) lo que más destaca del colectivo de personas con discapacidad es su baja participación en el mercado laboral. Su tasa de empleo fue del 27,8%, frente al 68,1% para las personas sin discapacidad; por su parte, la tasa de paro superó en 8,6 puntos a la de la población sin discapacidad (21,4% frente a 12,8%).

   Aunque, cada vez más, se implementan propuestas e iniciativas que ayudan a estas personas a integrarse mejor en la vida social y los datos de paro de las personas con discapacidad han disminuido respecto a años anteriores, no se ha llegado aún a una tasa elevada que pueda considerarse como mayoritaria o plena sobre la inclusión de estos grupos vulnerables en la vida cotidiana y, sobre todo, laboral.

   Concretamente, y enfocándonos en uno de los grupos más afectados por la desigualdad social, las personas que padecen alguna discapacidad intelectual son, sin duda, las más afectadas. Dicho grupo vulnerable está sometido a una discriminación mayor debido a la falta de conocimiento y consciencia que se tiene sobre él. De tal manera que exige una mayor implicación en el desarrollo de propuestas y en la implementación de mejoras para conseguir la inclusión de este grupo en la vida social.

   ¿Doble discriminación?

   Sin duda, es innegable el desafío que implica para cualquier persona vivir con una discapacidad y buscar la inclusión en la sociedad, pero si a eso le sumamos la cuestión de género, las mujeres con discapacidad aún lo tienen más complicado simplemente por el hecho de ser mujer.

   Así pues, dentro de la brecha salarial y laboral que existe entre hombre y mujeres, las mujeres con discapacidad intelectual se enfrentan, además, a una serie de desafíos adicionales para lograr la plena inclusión social, que se suman a los obstáculos generales experimentados por las personas con este tipo de discapacidad. De este modo, sufren una doble discriminación, que puede manifestarse de forma estructural, cultural y/o social limitando sus oportunidades de participación plena en la sociedad.

   Y todo esto no solo afecta a la vida laboral, sino que se puede extender mucho más allá. Otro aspecto importante que se ve afectado es la falta de representación y participación en la toma de decisiones políticas y sociales. Tanto a nivel local como nacional, las voces y experiencias de las mujeres con discapacidad tienen menos peso, lo que dificulta la inclusión y la implementación de políticas que aborden sus necesidades específicas.

   La intersección de la desigualdad de género y la discapacidad presenta desafíos significativos para las personas que se encuentran en esta situación. De tal manera que, para abordar la desigualdad de género en las personas con discapacidad, es crucial adoptar un enfoque inclusivo y centrado en los derechos humanos que reconozca y responda a estas necesidades.

   Al apoyar y empoderar tanto a las mujeres como a los hombres con discapacidad, no solo estamos promoviendo la igualdad de género, sino también enriqueciendo nuestra sociedad con su diversidad, talento y perspectivas únicas. Juntos, podemos construir un mundo donde todos, independientemente de sus capacidades y género, puedan alcanzar su máximo potencial y contribuir plenamente al progreso y la prosperidad de nuestra sociedad: #IgualdadSiempre.

   Mª Julia Sánchez es psicóloga COFOIL y miembro del Comité de Igualdad de Fundación Juan XXIII