Publicado 10/11/2023 09:50

"El poder transformador de la industria agroalimentaria en la España Vaciada". Por Tomás Pascual, presidente de Pascual

Archivo - Tomás Pascual es presidente de Pascual
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   En un escenario de constantes cambios en el que aún estamos inmersos, se hace imprescindible adentrarnos en un ejercicio de análisis detallado y profundo acerca de las palancas y los sectores que necesitamos potenciar para acelerar esa ansiada reactivación de la economía. Cierto es que poco a poco se observan atisbos de que estamos en el camino correcto, pero debemos focalizar los esfuerzos.

   Esta labor de examen nos lleva a una evidencia: la industria agroalimentaria se ha consolidado como un sector clave para la economía española. Según los estudios realizados por CaixaBank Research, el sector agroalimentario aporta un valor significativo al contexto económico, contribuyendo con un 5,8% del PIB. Una posición que cobra mayor relevancia si tenemos en cuenta todas las actividades de la cadena alimentaria, aumentando en este caso al 11%. Además, España es el cuarto mayor exportador de la Unión Europea y el séptimo del mundo, somos un país con un elevado potencial exportador y de enorme resiliencia, lo que nos ha permitido capear los vaivenes económicos a lo largo de la historia.

   La trascendencia de la industria agroalimentaria se complementa con los recientes datos que aporta el Instituto Nacional de Estadística, el cual señala que la cifra de negocio del sector de la alimentación supera los 126.354 millones de euros, representando este el 25,4% del sector manufacturero y el 2,5% del PIB.

   Tomando como referencia estos informes, la conclusión es obvia: debemos fomentar el papel fundamental de generación de riqueza y empleo de esta industria e incentivarla especialmente en aquellas zonas que más lo necesitan. Dicho de otro modo, el sector agroalimentario es la herramienta perfecta para mitigar el avance de la 'España Vaciada', un problema territorial que aún no hemos superado puesto que, aunque con la pandemia se experimentó un cierto repunte en lo que respecta a la vuelta al medio rural, aún queda mucho por avanzar en cuestiones de descentralización.

   De este modo, tenemos por delante un importante reto demográfico para ayudar a desarrollar el tejido económico y social de las zonas rurales de nuestro país, creando empleo estable y de calidad que fije población en los territorios. Un reto donde las compañías somos una pieza clave, junto a las administraciones públicas, porque nuestras acciones en la próxima década pueden impactar de manera positiva en la lucha contra la despoblación de ciertos puntos del país.

   Es por ello, que el compromiso empresarial de las economías locales deber ser sincero y firme. Una responsabilidad que debemos activar desde el primer eslabón de la cadena de valor, apostando por establecer relaciones laborales sólidas, cercanas y duraderas con el sector primario. En este sentido, la experiencia de trabajar con 220 agricultores locales, que cultivan sus cereales en aproximadamente unas 2.335 hectáreas de varias zonas del país, así como colaborar con 292 ganaderos españoles; avalan que la apuesta por proveedores locales es garantía indiscutible de que las compañías podemos y debemos potenciar la actividad en estas economías, además de contribuir con ello de manera positiva en el impacto socioeconómico de toda la cadena de valor.

   Por otro lado, uno de los desafíos más apremiantes que hay que superar es el relevo generacional en las zonas rurales. El envejecimiento de la población y la falta de oportunidades han llevado a una pérdida constante de jóvenes que emigran en busca de mejores perspectivas. Ante esto, se hace indispensable el diseñar y poner en marcha iniciativas efectivas que fomenten su arraigo, puesto que las nuevas generaciones son, sin ninguna duda, la fuerza impulsora de la transformación y la revitalización de la 'España Vaciada'.

   Hay que pasar a la acción y esto implica proporcionar a los jóvenes acceso a una educación de calidad, oportunidades laborales y condiciones de vida dignas. Estas pueden ejecutarse de muchas maneras siendo, por nuestra parte, los programas innovadores de becas para hijos de ganaderos y agricultores una iniciativa que está avivando el relevo generacional en el campo.

   Además, se hace indispensable que las administraciones públicas colaboren y trabajen de manera conjunta con el sector privado para que, aunando esfuerzos, seamos capaces de brindar oportunidades y apoyar a los jóvenes en estas circunstancias. La colaboración entre distintos actores es primordial para construir un futuro próspero y sostenible en estas zonas del país.

   Tras la reflexión, y a modo de conclusión, es de importancia capital ser conscientes de los enormes desafíos que nos plantea la 'España Vaciada', que requieren de un compromiso conjunto para avanzar hacia un sistema agroalimentario sostenible donde la innovación y el sector tecnológico sean fundamentales para cumplir los objetivos marcados en el Pacto Verde Europeo y el Acuerdo de París. Por tanto, es momento de valorar y apoyar a este sector, que no solo nos alimenta, sino que también contribuye a mantener viva la esencia y el futuro de nuestras comunidades rurales.

   Tomás Pascual es presidente de Pascual.

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