Se ha cumplido ya la primera semana desde la nevada registrada en Cataluña y al cabo de este tiempo muchos miles de residentes en el Principado han tenido que pasar la noche sin luz eléctrica. Varían las fuentes y cifras informativas. Dice El País que una nueva avería en Girona dejó sin luz a 40.000 personas. Habla El Mundo de 80.000 abonados sin luz en Gerona. Se proporciona la cifra de cien mil personas sin luz en la Costa Brava en la crónica de ABC sobre la nueva avería registrada este domingo, y también en La Razón se señala que la precariedad de la red dejó sin luz de nuevo a cien mil abonados en Gerona. Cien mil menciona asimismo el diario Público. La Vanguardia prefiere emplear el más descomprometido "miles de gerundenses. Y cuenta El Periódico de Cataluña que más de 60.000 pasaron sin luz la séptima noche tras la nevada.
Esa es la primera información y más destacada sobre el asunto. Le siguen las reacciones de autoridades, responsables de las compañías eléctricas y ciudadanos en general. Y no se puede decir que haya satisfacción por el avance de los arreglos. En todo caso, un número muy estimable de ciudadanos molestos, enfadados, altamente cabreados e indignados porque el efecto de la tormenta de nieve no ha terminado de eliminar una semana más tarde, como parecía legítimo pensar. Políticos, empresas eléctricas y ciudadanos afectados ya no saben cómo expresar sus lamentos y quejas, ni a quién elevarlas. Es evidente que el servicio público y la atención a la ciudadanía ha fallado estrepitosamente, por más que unos y otros se lancen la reclamación sobre la Muy Alta Tensión pendiente de implantar. ¿Se debe a los ecologistas, o a la incompetencia de los técnicos?
Al ciudadano le da igual, pero comprueba que "unos por otros, su casa está pendiente de ordenar". Le da igual si es con Muy Alta Tensión o con la tensión de cada día. Pero quieren tener la nevera en condiciones de proporcionar la comida que se le confió tras hacer la compra, y tienen la aspiración de volver a esa rutina de encontrar en la tienda de siempre los alimentos de siempre. ¿Una semana no es demasiado tiempo, incluso siendo gravísima la avería causada por diez centímetros de nieve? A todos parece que sí, que es una enormidad. Pero las eléctricas aseguran que llevan trabajando toda esta semana al límite de las posibilidades de un millar de técnicos y expertos. Naturalmente, el ciudadano bien quisiera que se dictaran las medidas y sanciones más graves contra los incompetentes que no han conseguido recuperarles el servicio eléctrico, uno de los más elementales servicios a los que ciudadano tiene la posibilidad de recurrir y de disfrutar, de manera metódica y corriente. Pero "la corriente" de la energía eléctrica, de repente, y por razón de una tormenta, ha puesto a los responsables políticos y técnicos una seria prueba, que están suspendiendo de manera lamentable y general.
Sus razones tendrán, claro está, porque a nadie complace tener enfadado a la ciudadanía tanto tiempo, y sin poderles garantizar cuándo habrá terminado una prueba tan molesta como incómoda. Y luego, será preciso afrontar la factura de estos costes: en particular, el contenido de las neveras estropeado, y la incomodidad de no disponer durante toda una semana -de momento- de esa luz que se había hecho corriente y habitual desde que se va el sol... ¿Quién podrá valorar ambos conceptos? Pero incluso eso es, de momento, secundario, ahora lo urgente es recuperar la luz y que los interruptores vuelvan a tener razón de ser. Casi nada, en tiempos de apagón...
No es de extrañar que los partidos políticos del Gobierno estén cayendo en picado en las preferencias de los ciudadanos. Claro que a las eléctricas no se las vota cada cuatro años.
José Cavero