MADRID, 26 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades de Guinea Ecuatorial han expulsado a 180 inmigrantes procedentes de países como Camerún, Malí, Chad y Ghana desde mediados del mes de abril con el argumento de que no se encontraban en regla, según ha informado este viernes la edición digital del diario camerunés 'Le Messager'.
Las personas expulsadas han sido enviadas al aeropuerto de la ciudad camerunesa de Kribi por oleadas. La primera y más importante se produjo el pasado 17 de abril, con la deportación de 126 personas, y fue seguida de una segunda de 20 y de una tercera de 34.
Entre los expulsados, según el rotativo, había inmigrantes con los papeles en regla. "Nos golpearon y metieron en una celda durante semanas", ha declarado un maliense. "La mayor parte de nosotros somos tratados como parias", ha añadido.
"Yo tenía una farmacia y lo he perdido todo, yo estaba en regla de acuerdo con las leyes y las normas del país y no comprendo por qué se me ha expulsado como si fuera un ilegal", ha denunciado el maliense. "Toda mi fortuna se encuentra en Guinea Ecuatorial", ha explicado, por su parte, un deportado ghanés. "No estoy preparado para regresar a mi país", ha advertido.
DEPORTACIONES ANTERIORES
A principios del pasado mes de enero, las autoridades ecuatoguineanas llevaron a cabo otra expulsión masiva de trabajadores inmigrantes africanos que fue justificada por el asesinato de la esposa de un notable local de la zona de Ebibeyin, en la región continental, a pesar de que el propio marido había asegurado que los autores del crimen hablaban el idioma fang, propio de esta región de Guinea Ecuatorial.
Según informaron por entonces varios medios camerunses y burkinabeses, aquel proceso afectó a 256 africanos, 118 de los cuales eran de nacionalidad camerunesa, a los que se unieron 18 burkinabeses y otros ciudadanos de Nigeria, Malí, Ghana y Guinea-Conakry.
En aquella ocasión, aparte del asesinato de la mujer, las autoridades también justificaron su decisión con el argumento de que los deportados se encontraban ilegalmente en el país, una opinión de la que discreparon los propios expulsados, la mayoría de los cuales aseguraron a la prensa que habían entrado con los papeles en regla.
