Así combaten la pornografía infantil las principales redes sociales

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Actualizado: martes, 14 marzo 2017 10:23

   MADRID, 14 Mar. (EDIZIONES/Portaltic) -

La pedofilia o la pederastia son dos de los delitos que más preocupan a la población hoy en día. Por desgracia, cada poco tiempo salta en las noticias que la Policía ha detenido a una serie de personas por poseer o distribuir pornografía infantil, así como se habla de trata de niños con objetivo sexual o de abusos a menores – en febrero fue condenado a 70 años y seis meses el pederasta de Ciudad Lineal, por ejemplo -.

   Todos estamos de acuerdo en que los niños son un colectivo de riesgo frente a los depredadores sexuales, pero con la proliferación de Internet ya no solo hay que tener cuidado en la calle, sino también en los propios hogares. La ‘deep web’, también conocida como la parte más oscura y oculta de la red, es un peligro real, aunque no hace falta bucear tan hondo para encontrar peligros: solo hay que mirar las redes sociales.

   El pasado 16 de febrero, la Policía nacional detuvo en España a 22 personas e imputó a otras 10 por distribuir pornografía infantil a través de Twitter, la famosa red social de los 140 caracteres. La media de los arrestados es de 28 años y entre ellos se encontraban 5 menores de edad (uno menor de 14 años al que no se le puede imputar) y cinco mujeres. La operación se conoce como operación “Alondra”, en referencia al icono del pájaro de la plataforma.

   Esta investigación se pudo realizar debido a la colaboración entre la propia red social y el cuerpo de Policía español. Gracias a un intercambio de información constante, en esta ocasión fue el propio servicio el que dio la voz de alarma después de haber dado con los archivos a través a sus métodos para proteger a los usuarios, que se centran en luchar contra lo que se especifica en su política de uso.

   Pero, ¿qué hacen realmente las empresas tras las redes sociales para combatir la pornografía infantil? A continuación te lo explicamos con todo detalle.

   EL BIG DATA, PRINCIPAL ALIADO EN LA LUCHA

   Twitter, Facebook, Instagram y otras redes sociales de gran importancia pueden luchar contra la pornografía gracias al uso del Big Data, una tecnología que permite procesar y almacenar de forma eficiente grandes volúmenes de datos y de la que ya te hemos hablado en profundidad alguna vez. Esto, combinado con técnicas de software nacional.

Las empresas desarrollan algoritmos de identificación de cierto tipo de contenido. Esta inteligencia artificial analiza las imágenes que circulan por las plataformas de manera continuada, de forma que detecta patrones o datos como piel desnuda que posteriormente evalúa para saber de cuánta y de qué tipo de piel se habla (brazos, piernas, pechos, etc.). Si se detecta algo que los algoritmos creen que no debe circular, lo borran automáticamente.

Esto no es posible sin el Big Data ni sin lo que se conoce como aprendizaje profundo o ‘deep learning’, que va de la mano del aprendizaje automático o ‘machine learning’. El primero de los conceptos hace que la inteligencia artificial creada pueda funcionar: si no se pudiera trabajar con millones de fotografías o vídeos de manera eficaz, la herramienta de detección no funcionaría.

Los dos términos restantes son el conjunto de algoritmos propiamente dicho, el cual tiene capacidad para aprender de manera automática, como si se tratara de un ser humano avanzado, a través de su propia experiencia, de lo que recoge e interpreta de ese almacén gigante de información.

El asunto no solo se queda en las fotografías y vídeos, sino que va un paso más allá. El sistema, además de lo ya descrito, también es capaz de aprender y reconocer tanto palabras clave como patrones, ya sean del lenguaje, cadenas de hechos, el uso recurrente de algo multimedia, etc. Aprovechando las técnicas tecnológicas ya nombradas, si el sistema reconoce que una persona habla siempre con cuentas en la misma franja de edad, utilizando palabras como “fotografía”, “mandar” o “niños” y repitiendo el mismo comportamiento una y otra vez - esto es un ejemplo de algo muy simple y relativamente obvio – , puede mandar una señal de alerta porque está ocurriendo algo que no debería.

El aprendizaje del sistema en términos de pornografía infantil se hace rastreando conductas sospechosas de millones de pedófilos, tanto de aquellos que se “limitan” a intercambiar archivos como de aquellos que se hacen pasar por menores de edad para quedar con ellos o conseguir fotografías en las que salgan desnudos o en posiciones provocativas.

Además, también hay una búsqueda y análisis del comportamiento en los propios menores de edad. Si un niño de 14 años tiene una cuenta abierta en la que normalmente sube cosas de videojuegos o fútbol y habla de cosas normales con sus amigos, no pasa nada, pero cuando ese mismo sujeto deja de hacerlo para centrar toda su atención en un único usuario y cambia repentinamente de comportamiento, el sistema también detecta el patrón y ciertas palabras clave para dar el aviso correspondiente si es necesario.

EL FACTOR HUMANO Y EL CONTACTO CON LA POLICÍA

    En general, los pedófilos tienden a seguir los mismos patrones. Sea cual sea la red, lo primero que suelen hacer es buscar contenido del que partir para encontrar a otros como ellos e intercambiar más archivos pornográficos, o se crean usuarios haciéndose pasar por menores, todo ello mediante cuentas falsas y mensajes tanto públicos como privados – en el caso de la detención de febrero, por ejemplo, se intercambiaban archivos visibles para todo el mundo en cuentas con pseudónimos -. Los delincuentes utilizan el margen de tiempo que tardan Twitter, Facebook o Instagram en detectar los patrones y el contenido para hacerse con la suya.

Por eso mismo, a la hora de combatir la pornografía infantil, a todo lo ya descrito también hay que sumarle el factor humano. Por un lado, los usuarios de la red social pueden denunciar comportamientos de los que aprenden los algoritmos; por otro, una vez dada la alerta, son las personas las que se encargan de verificar y, si es necesario, avisar a la Policía.

Los trabajadores, al entender que algo raro está ocurriendo, borran o suspenden de manera directa archivos o cuentas enteras hasta esclarecer la situación. Si el caso es verdaderamente preocupante, como lo fue el de los detenidos en febrero, se ponen en contacto con la Policía para transmitirle toda la información recopilada y que ésta pueda llevar a cabo su labor.

El contacto, pues, con colectivos de seguridad como es el Cuerpo Nacional de Policía es constante y recíproco. No solo la Policía ha sido capaz de llevar a cabo detenciones gracias a información de Twitter o Facebook, sino que el propio cuerpo de seguridad suministra cierta información a las empresas para que se pueda ayudar a localizar a presuntos sospechosos, tanto en España como fuera del territorio nacional.