Facebook y el chiste de Claudia Schiffer en una isla desierta

Actualizado: viernes, 1 agosto 2014 12:19
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MADRID, 1 Ago. (Carlos Hergueta/Portaltic) -

   Hay decenas de variantes de este chiste, que ya tiene muchos años, y por eso he decidido reproducir esta que se puede encontrar en Yahoo Respuestas:

   Tras una tormenta impresionante, un barco naufraga y sólo se salvan un hombre y Claudia Schiffer, yendo a parar a una isla desierta. Con el paso del tiempo, solos y abandonados, acaban cogiendo confianza y finalmente manteniendo relaciones. Como no tienen otra cosa que hacer, al final se tiran todo el tiempo haciendo el amor hasta que un día el hombre dice:

- Claudia, tengo que hablar contigo. Necesito pedirte tres deseos. ¿Crees que podrás concedérmelos?

- No lo sé. Prueba a ver...

- Bien. El primero es que me gustaría llamarte Mariano. ¿Te importa?

- Pues... Pues, no. Este es fácil. ¿Qué más?

- Bien. El segundo es... ¿Te importaría sacar uno de los trajes de hombre que hay en ese viejo baúl que salvamos del naufragio y vestirte con él?

- Bueno, este es algo mas extraño, pero tampoco me importa. De acuerdo. ¿Cuál es el tercero?

- Pues el tercero es que quisiera hablar seriamente contigo paseando por la playa. ¿Vamos?

- De acuerdo.

   En esto que están los dos paseando por la playa al atardecer, Claudia Schiffer vestida de hombre y haciendo como que se llama Mariano, cuando el hombre se detiene, se gira, pone una mano sobre el hombro de Claudia y le dice:

- Mariano, se que no vas a creerme, pero... ¡Llevo meses acostándome con Claudia Schiffer!

   ¿Y qué tiene este chiste que ver con Facebook? A pesar de que el chiste quiere hacer humor con el estereotipo de que a los hombres les gusta demasiado presumir de sus conquistas, también es una buena analogía de en lo que se ha convertido la red social: un espacio para el postureo.

   Muchos usuarios de Facebook viven obsesionados con contar lo que hacen en cada momento. Porque, al igual que conquistar a Claudia Schiffer, está muy bien ir a una playa genial o a una terraza espectacular en una gran ciudad, pero mejor aún resulta contarlo. Ya no viajamos o salimos para disfrutarlo, también lo hacemos para contarlo y que le den a "Me gusta" en nuestra actualización.

   La explicación de esa dependencia de Facebook para hacer cosas y contarlas está en el impacto que tiene en los demás y, a su vez, el impacto de las publicaciones del resto de contactos en nosotros. Un estudio de la Universidad de Michigan de agosto de 2013 encontró que los "Me gustas" en nuestras publicaciones impactaban en nuestra felicidad y que las publicaciones idílicas del resto podían contribuir a nuestra infelicidad.

   Apoya muy bien esta tesis el estudio que hizo la propia Facebook hace un par de años y que salió a la luz hace pocos meses. En dicho estudio, la red social manipuló conscientemente el muro de determinados usuarios para comprobar si las informaciones negativas afectaban a su estado de ánimo. Y, efectivamente, así fue.

   Determinados usuarios viven tan obsesionados con ver lo que hacen los demás en Facebook como otros viven tan obsesionados por contar lo que hacen. Forma parte de su satisfacción tanto el momento en sí, como el impacto que eso tiene, ya sea con comentarios, fotos o vídeos, en sus contactos dentro de la red social. Ya no se trata solo de hacer cosas, sino de cómo las vamos a contar en Facebook.

   Estos hábitos se han convertido, incluso, en un genial cortometraje que trata de denunciar que no todo lo que vemos en Facebook es real:

Previa YoutubeCargando el vídeo....

   Por otra parte, si hay un medio que está reflejando con mayor acierto el lado negativo del impacto de Facebook en nuestro día a día y en la amistad, ese es The Verge. Dos redactores distintos han publicado sendos artículos al respecto: 'El problema con los amigos de Facebook''Maté a Facebook y abandoné su cuerpo en el bosque'. Os recomendamos su lectura.

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