Cómo amargarse la vida en 5 pasos

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EUROPA PRESS
Actualizado: martes, 21 junio 2016 18:09

MADRID, 21 Jun. (Dra. Marian Rojas-Estapé) -

Todos hemos vivido la curiosa situación de imaginar algo y minutos después entristecernos. La angustia, ansiedad o el temor a veces tiene un origen grave pero en muchas ocasiones son pequeños pensamientos que se cuelan en nuestra mente y abren la caja de Pandora.

El sufrimiento y tristeza aparecen cuando uno no es capaz de gestionar sus conflictos internos y las emociones negativas que invaden la mente y el corazón. No olvidemos que el ser humano, solo con pensarlo, es capaz de amargarse la vida.

¿CUÁLES SON LOS 5 PASOS QUE INICIAN EL CAMINO HACIA LA INFELICIDAD?

1. El pesimismo

Tiene un efecto atroz sobre el organismo, tanto a nivel físico como psicológico. Las personas con tendencia a la negatividad y desesperanza tienen más probabilidad de padecer enfermedades de tipo cardiológico, neurológico, digestivo o reumatológico.

En cambio, el optimismo está relacionado con una mejor salud física y mental. Los estudios indican que las personas optimistas crean nuevas conexiones neuronales, activan la neurogénesis (el nacimiento de nuevas neuronas) asociado a un aumento claro en la creatividad. El optimismo aumenta el flujo de sangre en la corteza prefrontal izquierda, zona clave en la planificación y resolución de problemas.


2. Dar prioridad a los pensamientos negativos

Quien controla sus pensamientos, predice su bienestar físico y emocional. El sentido del humor es de las mejores terapias que existen. El efecto de la sonrisa produce un resultado inmediato en el sistema límbico (zona de las emociones del cerebro) y en la corteza prefontal.

La sonrisa fue estudiado por Duchenne en el siglo XIX con interesantes aportaciones para la salud: las personas que tienden a sonreír y practicar la psicología positiva poseen un sistema inmunológico más potente.


3. Focalizarse en la parte de la vida que lleva la etiqueta de fracaso, error o equivocación

Todos cometemos errores. El negar el derecho al error es la puerta hacia el negativismo. Tal Ben Shahar, psicólogo de la Universidad de Harvard y experto en temas de felicidad, expresa: "la felicidad consiste en aceptar el derecho al error y la imperfección para llegar a la plenitud". La felicidad consiste en haber superado las heridas del pasado para ser capaces de mirar con ilusión al futuro.

Los psiquiatras buceamos a través de los traumas para aliviar las heridas producidas, intentando reconstruir a la persona que viene dañada o atrapada en recuerdos o pensamientos negativos. A veces hay que acompañar a nuestros pacientes a hallar el sentido más profundo del sufrimiento. Las desilusiones y frustraciones de la vida muestran y enseñan lecciones que el triunfo oculta.


4. Practicar la exigencia y perfeccionismo extremo con uno mismo

Aprender a perdonarse es clave. Mauger y sus colaboradores estudiaron y publicaron los efectos del perdón en la salud. Observaron que las personas que son incapaces de perdonarse tienen mayor riesgo de padecer trastornos como la depresión, la ansiedad, una baja autoestima y una menor satisfacción por la vida.

Ser incapaces de perdonar nuestros errores o equivocaciones es una postura que nos conduce a la infelicidad. Un individuo con rencor no consigue alcanzar la paz. No hay un acontecimiento o emoción por muy negativo que sea que no pueda ser diseccionado de forma analítica y racional en pequeñas partes.

Siempre será más fácil encontrar una solución a cada uno de esos fragmentos que a un problema global grave. Cuidado con el perfeccionismo enfermizo, no olvidemos que por definición el perfeccionista es el eterno insatisfecho.


5. Vivir pendiente del "qué diran"

Es la puerta de entrada a la envidia. Pensar constantemente lo que piensan u opinan los demás de uno es tóxico e inunda de angustia y tristeza. El envidioso coteja superficies, no profundidades.

Aceptarse, conocerse, comprenderse y conocer las limitaciones y oportunidades de nuestra personalidad es el primer paso para alcanzar seguridad en uno mismo y ser inmunes, al menos parcialmente, a las opiniones o críticas de los demás.

La ira, la tristeza, la desesperanza, la angustia, el miedo, la envidia... se originan en nuestros pensamientos. Conseguir manejarlos, con un buen autocontrol para gestionar los pensamientos y emociones tóxicas es la puerta de entrada hacia la paz interior, el equilibrio y la satisfacción por la vida.

Dra. Marian Rojas-Estapé
Psiquiatra. www.marianrojas.com