CÁDIZ 18 Jun. (EUROPA PRESS) -
El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, incide en la "oportunidad única que supone que el papa dirija una encíclica, 'Laudato Si', para proteger la creación, que es la casa común; por eso esta carta encíclica se dirige a todos los hombres y mujeres", al tiempo que destaca "el tono de diálogo con todos los hombres y mujeres de buena voluntad preocupados por la custodia del medio ambiente".
En declaraciones a Europa Press al ser preguntado por la última encíclica del Papa Francisco, 'Laudato Si', sobre el "maltrato" que las sociedades han dado al Planeta durante los últimos dos siglos, Zornoza resalta en especial "el diálogo interreligioso que se viene dando desde hace años en defensa de la paz, la naturaleza y los derechos humanos".
El obispo de Cádiz y Ceuta apunta que la visión cristiana de la ecología en 'Laudato Si' es "una mirada cristiana, que mira la creación a través de los ojos de Dios, y por eso ve la tierra como el legado que Dios nos ha dado, para cuidarla y cultivarla, al servicio del hombre, pero al mismo tiempo que tiene esta visión cristiana, la persona que no tiene fe puede entender la conciencia cultural que se ha creado en torno a la ecología que piensa que es necesario hacer frente a las causas del cambio climático".
"Como todos los documentos del magisterio de la Iglesia, 'Laudato Si' tiene un componente moral, porque lo que está en juego es el bien de las personas", afirma Zornoza, que considera "prácticas" las recomendaciones del Papa, que van "en la línea del piensa globalmente, actúa localmente, muy típica de Francisco".
El obispo de Cádiz y Ceuta explica que "los problemas ecológicos causados por la actividad económica han tomado dimensiones globales. Los cambios globales, consecuencia de las alteraciones de los sistemas naturales, físicos, biológicos o sociales, originados por el vigente sistema económico, son perceptibles".
"BIENES MATERIALES NO SÓLO PARA UNA MINORÍA"
Así, defiende que "todos debemos contribuir a la sostenibilidad, que está exigida por la solidaridad intergeneracional y los derechos de las generaciones futuras a un desarrollo social y económico que permita una sociedad global sostenible que asegure bienes materiales para todos y no solo para una minoría".
"El concepto de crecimiento hoy imperante incrementa las desigualdades y amenaza la sostenibilidad de un planeta limitado como el nuestro. Ha de ser, pues, sustituido por el concepto de desarrollo razonable, basado en la idea de una sostenibilidad social, económica, ecológica y afectiva, que nos hace conscientes de los lazos que nos ligan a la única familia que es la humanidad", reseña.
Considera que éste es "el único camino posible para el futuro de la especie humana, el conjunto de la creación, y la biosfera como soporte vital".
"Tenemos mucho que aprender para el respeto y cuidado de la vida, la integridad ecológica, la justicia social y económica, para conseguir la democracia, la no violencia y la paz", indica.
Al hilo, señala que "una visión ética y humanamente fundada del desarrollo nos llama en cambio a compartir recursos, estrategias y financiación, pero sobre todo nos recuerda la importancia y la urgencia que tiene el primado de la solidaridad así como la decidida voluntad de poner fin de una vez por todas al subdesarrollo del mundo rural".
"El desarrollo humano sostenible ha de ser de un desarrollo que ponga en su centro a la persona, sus capacidades reales, sus limitaciones, peculiaridades y necesidades, tanto individual como familiarmente. Si los parámetros económicos no tienen en la debida cuenta todo esto, el daño resulta evidente e irreparable, pues mayor progreso jamás puede ser equivalente a menor humanidad", concluye.