La Guardia Civil consuma el desalojo ante la negativa del colectivo a obedecer al primer edil
CASTILBLANCO DE LOS ARROYOS (SEVILLA), 12 (EUROPA PRESS)
Más de una treintena de vecinos de Castilblanco de los Arroyos (Sevilla), han sido hoy llamados a desalojar el salón de plenos por orden expresa del alcalde, Segundo Benítez (PSOE), y la mediación de la Guardia Civil tras proferir "insultos" contra los concejales del Equipo de Gobierno y no mantener silencio durante las intervenciones de los mismos, según ha informado el propio consistorio.
Un altercado como este no se producía desde el pasado 12 de septiembre de 2008, cuando el actual alcalde, al igual que en esta ocasión, se vio obligado a acogerse al punto 3 del artículo 88 del Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Corporaciones Municipales, tras pedir en reiteradas ocasiones al público allí presente que se mantuviera en silencio y con una actitud de respeto hacia las intervenciones de los concejales.
"Chaquetero, pajarraco", han sido algunos de los insultos que se han podido oír durante el desarrollo de esta sesión plenaria a la que también asistió el portavoz de la oposición y ex alcalde Manuel Ruiz Lucas (NIVA), quien aseguró en declaraciones a Europa Press que estos vecinos se habían limitado a "aplaudir" durante el transcurso del pleno y que todo obedece a un "enfado" del primer edil.
Dada esta situación y ante la respuesta del público al abordar el punto número tres, referente al convenio de cesión de derechos, obligaciones y créditos económicos al Ayuntamiento de las once viviendas de autoconstrucción, el alcalde, decidió interrumpir el pleno durante diez minutos para que la Policía Local interviniera y desalojase el salón debido a la "actitud provocadora y a las constantes interrupciones" promovidas por los vecinos allí presentes.
Tras la negativa de éstos a abandonar el salón, enfrentándose al Equipo de Gobierno "con insultos y vejaciones", ha tenido que intervenir la Guardia Civil pidiéndoles en varias ocasiones que desalojaran la sala, decisión que finalmente han tenido que acatar por orden expresa del alcalde, tras oponerse durante más de media hora.