MADRID, 2 Ene. (EUROPA PRESS) -
La actividad del sector manufacturero en España volvió a deteriorarse en el mes de diciembre, cerrando así 2019 "de capa caída", como consecuencia de las incertidumbres políticas y económicas, lo que se tradujo en un mayor ritmo de destrucción de empleo en la industria, según refleja el índice de gestores de compras (PMI), elaborado por IHS Markit.
En concreto, el dato de diciembre se situó en 47,4 puntos, una décima por debajo de la lectura del mes anterior. Un resultado inferior a 50 puntos implica una contracción de la actividad, mientras que un dato superior a este umbral supone expansión.
La debilidad de la actividad de las fábricas españolas respondió principalmente a la reducción más fuerte de la producción en ochenta meses como reflejo de la menor cartera de pedidos y un exceso de capacidad en el sector.
Los nuevos pedidos manufactureros disminuyeron por octavo mes consecutivo, con un nuevo retroceso del comercio de exportación disminuyó y una demanda a la baja de mercados europeos clave. Por su parte, el sector automotriz siguió siendo una fuente de debilidad, mientras que algunas empresas mencionaron el Brexit como uno de los
factores que promueven la reducción de las ventas.
Asimismo, se registraron pérdidas de empleo en línea con la tendencia observada desde el pasado mes de mayo. De hecho, la tasa de declive de los niveles de personal fue la más fuerte registrada en algo más de seis años.
"Las incertidumbres políticas y económicas continuaron afectando al
sector y, como reflejo del entorno desafiante al que se enfrentan las
empresas, persistieron las presiones deflacionistas, y las empresas
en promedio se vieron obligadas a ofrecer descuentos de precios por
cuarto mes consecutivo", indicó Paul Smith, economista de IHS Markit.
No obstante, aunque persistió la preocupación sobre las políticas
gubernamentales y la demanda actual, la confianza empresarial con
respecto al futuro mejoró a finales de 2019 hasta alcanzar su mejor
nivel desde junio pasado.
En este sentido, las empresas manufactureras españolas señalaron que su inversión en capacidad productiva, actividades comerciales planificadas y la confianza en una mayor demanda el próximo año fueron razones para ser optimistas.