MADRID, 21 Mar. (EUROPA PRESS) -
La ONG Ecologistas en Acción Extremadura ha manifestado su "temor" ante las emisiones radioactivas y el riesgo de accidentes en la parada de la central nuclear de Almaraz, en Cáceres, que comenzó este fin de semana y ante la merma en las condiciones de seguridad en la nueva recarga.
Según señala en un comunicado, a la ONG le preocupa especialmente que la empresa explotadora "esté anteponiendo los intereses económicos a la seguridad y la salud de los ciudadanos", parece además, "con la connivencia del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
En este sentido, llaman la atención sobre cómo se han reducido el número de paradas para realizar revisiones de sistemas y mantenimiento, --que antes se producían cada año y que ahora tienen lugar cada 18 meses--, así como el número de trabajadores de la central, "precisamente cuando la instalación atómica acumula más años de uso y por tanto se hacen más necesarios los controles".
Asimismo, Ecologistas critica cómo desde la dirección de la central "se intenta recortar al máximo el tiempo empleado en la recarga, premiando a los trabajadores si se acaba antes, lo que puede suponer un riesgo añadido por las prisas".
Asimismo, piden que se investigue por qué se está obligando a algunos trabajadores, especialmente a los de las subcontratas, a hacer horas extras e incluso turnos de 12 horas, lo que consideran "una temeridad" y una merma en los derechos de éstos. La ONG manifiesta en este sentido que "no cree en los empleos a cualquier precio". "No por lo menos a costa de la salud de miles de ciudadanos y trabajadores", agrega.
REVISAR DOSIS DE RADIACIONES
La ONG solicita también que, por parte de las autoridades de Inspección de Trabajo, se revisen los sueldos y las dosis radioactivas que reciben los trabajadores participantes en la recarga y denuncia que la central nuclear "oculta las elevadas dosis diarias que reciben quienes entran en las zonas con más radioactividad diluyéndolos entre la totalidad de los trabajadores", y facilitando los datos de radiación del conjunto de la plantilla, incluyendo los de las oficinas.
Como prueba de los problemas de seguridad recuerdan que la última recarga de combustible del grupo I en 2005, se saldó con nuevos incidentes, o cuando en la unidad I realizaba los preparativos previos al arranque se detectó una fuga de cerca de 1000 litros/hora de líquido de componentes esenciales por el deterioro de una tubería enterrada, debido a la corrosión y al envejecimiento.
Estos incidentes "demuestran que ha habido negligencia y que han fallado los controles de supervisión de los trabajos de mantenimiento, realizados por trabajadores con un bajo perfil profesional o presionados por los responsables de la central nuclear, cuyo interés prioritario parece ser volver a vender energía lo antes posible", recalca la ONG.
Desde Ecologistas en Acción de Extremadura recuerdan que la central nuclear "emite radioactividad", que se suele incrementar durante y después de los procesos de recarga, por lo que deberían aumentar los controles de emisiones y que éstos "sean públicos y fácilmente accesibles para todos los ciudadanos en tiempo real".
Finalmente, la ONG critica la permisividad del CSN y considera que por parte de este organismo "no se debería autorizar ninguna emisión de gases radioactivos a la atmósfera ni de líquidos radioactivos al embalse de Arrocampo como se está haciendo en la actualidad", y se pregunta "por qué no se ponen en conocimiento del público en general tales autorizaciones".