RSC.- Tribuna de Expertos: Juan Felipe Hunt, Director de la Oficina de la OIT en España

"La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance"

Europa Press Sociedad
Actualizado: lunes, 12 junio 2006 14:05

MADRID, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -

Hoy, 12 de junio, celebramos en todo el mundo el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, y lo hacemos con una buena noticia, pues a pesar de lo arduo de esta lucha, el recientemente presentado Informe Global de la Organización Internacional del Trabajo sobre trabajo infantil nos muestra que estamos empezando a ver indicios de que la incidencia del trabajo infantil, en especial en sus peores formas, disminuye en muchos lugares del mundo.

En nuestro Informe se indica que durante los últimos cuatro años se ha observado un descenso del 11% a escala mundial del número de niños que trabajan. Esto significa que hay 28 millones menos de niños que trabajan, situándose la cifra actual en 218 millones de niños trabajadores. Y por primera vez, empieza a vislumbrarse la posibilidad de hacer que esta lacra pase a la historia.

El fin del trabajo infantil, contrariamente a lo que algunos habían pronosticado, es posible. Y esa posibilidad nace, sin duda, del esfuerzo de concienciación a todos los niveles que se ha dado en los últimos años.

Los convenios 138 y 182 de la OIT, ratificados ya por más de 170 países, han sido el catalizador de ese cambio de actitud, pero no es menos cierto que los diversos actores sociales han actuado como verdadero motor: los consumidores del mundo rechazan los productos hechos por manos infantiles, lo que extiende el establecimiento de mecanismos de control en origen para evitar que se haga uso de la mano de obra infantil.

Por otra parte, queda demostrado que, contrariamente a lo que se podría pensar, la eliminación del trabajo infantil es una inversión rentable para el crecimiento económico de los países en desarrollo: los estudios indican que los beneficios derivados de la eliminación del trabajo infantil son seis veces superiores a su coste.

Romper con el círculo del trabajo infantil es romper con el círculo de la pobreza endémica y comenzar a crear actividades productivas de un plano superior en países que nunca las habían tenido. Muchos dirigentes del mundo también lo han entendido así, muy especialmente en América Latina, donde el descenso de los índices de niños trabajadores ha sido notable.

Es también este 12 de junio un día para reforzar nuestro compromiso en la eliminación de esta lacra. Ha llegado la hora de que nuestra labor pase a un plano superior, con más compromiso de los actores sociales, con mayor intensidad y, por eso, la OIT se ha fijado el objetivo de acabar con las peores formas de trabajo infantil en los próximos diez años.

Sólo será posible con la colaboración de todos, que deberá darse de muy diversas formas; por ejemplo, estableciendo los mecanismos de apoyo financiero internacional para acabar con el trabajo infantil en los países más desfavorecidos, para que todos los Estados incluyan este capítulo como un tema clave en sus planes de desarrollo futuro.

Aunque las acciones para acabar con el trabajo infantil han de hacerse de manera local, entendiendo las circunstancias concretas que llevan a cada niño a convertirse en trabajador, en un mundo globalizado la responsabilidad es de todos, pues todos pertenecemos a esa cadena productiva mundial.

La globalización también ha suscitado entre los consumidores una creciente preocupación con respecto a las mercancías que pueden provenir del trabajo infantil y ejerce presión en los productores, así como en los gobiernos, para que tomen medidas al respecto. La globalización es inevitable, pero está en nuestra mano darle los necesarios rasgos de humanidad. El crecimiento económico no puede lograrse a cualquier costa, y, mucho menos, a costa de los niños.

El Programa IPEC de la OIT para la eliminación del trabajo infantil, con más de 1.000 proyectos en 90 países, es un ejemplo de esfuerzo concertado, que nos permite ofrecer ahora estos resultados esperanzadores, pues además de las acciones locales llevadas a cabo, ha contribuido decisivamente a crear en numerosos países el clima necesario para la erradicación del trabajo infantil.

Es especialmente destacable la contribución del Gobierno español a este esfuerzo en los países de América Latina, materializado a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), que lleva diez años financiando numerosos proyectos, con una contribución, cada vez mayor, que asciende ya a 25 millones de euros.

El creciente movimiento mundial contra el trabajo infantil tiene su reflejo también dentro de nuestras fronteras. En España, la OIT lleva a cabo un proyecto de sensibilización, el programa SCREAM, en el que han participado más de 400 centros educativos.

Se trata de que los más jóvenes expresen su rechazo al trabajo infantil a través de medios de comunicación, teatro, artes plásticas y otras formas de expresión, creando en su entorno familiar y social, una toma de conciencia que cierre esa laguna de desconocimiento que existe sobre esta realidad mundial.

Esta iniciativa, en la que hemos contado con el apoyo de la Confederación Empresarial de Madrid CEIM, así como con el de destacadas empresas de ámbito nacional y, una vez más, de la AECI, tiene la misión de producir una concienciación en las generaciones futuras que contribuya a la eliminación del trabajo infantil. Una eliminación que es posible y necesaria, para devolver a los niños trabajadores su infancia, para darles acceso a la educación. Para que todos los niños del mundo sean sólo eso, niños. Juntos podemos hacerlo.

Juan Felipe Hunt.

Director de la Oficina en España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

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