Actualizado 02/03/2010 13:00

Cayetano González.- Golpe a golpe.

MADRID, 2 Mar. (OTR/PRESS) -

La detención el pasado domingo en Francia del considerado "número uno" de la banda terrorista ETA, Ibon Gogeaskoeetxea, junto con dos terroristas mas, es una magnífica noticia que pone de manifiesto cual es el camino correcto en la lucha antiterrorista: la aplicación de todos los instrumentos que tiene un Estado de Derecho, entre los cuales, uno de los mas importante es la acción policial. En este terreno, habrá que felicitarse por la eficacia demostrada desde hace mucho tiempo tanto por parte de la Guardia Civil como del Cuerpo Nacional de Policía.

Es evidente que los terroristas de ETA, por muy iluminados y fanáticos que sean, que lo son, tienen que estar desmoralizados ya que en los dos últimos años han caído cinco cúpulas. Es verdad que eso demuestra que también siguen teniendo cierta capacidad de regeneración y de sustitución, pero también lo es que cada vez son detenidos antes, lo que les tiene que llevar a pensar que a lo mejor están mas "infiltrados", por parte de miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de lo que ellos suponen. O incluso cabe una segunda hipótesis no incompatible con la primera: es desde dentro de la propia ETA o de su entorno, de donde salen las informaciones que posibilitan las detenciones. Que los terroristas vivan con esa incertidumbre es muy bueno.

ETA perdió hace ya tiempo la batalla que planteó contra la democracia española. La banda terrorista se encuentra política, policial y socialmente derrotada, lo que no es óbice para que pueda seguir intentando causar daño y muerte, como al parecer pretendían hacer de forma inminente los tres terroristas detenidos el pasado domingo. Pero ETA solo tiene un camino: o se autodisuelve y entrega las armas o sus miembros acabaran, esperemos más pronto que tarde, en el lugar que se merecen que no es otro que la cárcel. Pero mientras deciden lo que hacen, los demás tenemos que seguir haciendo bien nuestro trabajo. El Gobierno, al que le corresponde liderar la lucha antiterrorista, tiene que seguir buscando la derrota total, sin paliativos, de ETA, sin atajos ni caminos intermedios. Y para eso cuenta con la ley, con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, con el apoyo internacional.

Estos días se cumple un año del importante cambio político que se produjo en el País Vasco con la llegada, por primera vez en su historia, de un lehendakari no nacionalista a Ajuria-Enea. Algo que no solamente no gustó a los nacionalistas, sino a la propia ETA y a su entorno que ha visto como en estos meses, la Ertzantza, porque así lo han dispuesto sus responsables políticos, ha perseguido cualquier acto de exaltación de los terroristas de ETA en las calles y plazas de Euskadi. Ahora queda una asignatura pendiente para el Gobierno y para la Fiscalía General del Estado: si lo que ha venido en llamarse la izquierda abertzale no se desmarca total y absolutamente de ETA y condena sin paliativos la violencia -cosa que hasta la fecha no han hecho- no deberían estar presentes en las próximas elecciones municipales y forales. Hace cuatro años Zapatero y Conde Pumpido lo permitieron y fue un tremendo error.