Actualizado 25/02/2009 18:46

Los tibetanos marcan la llegada del año nuevo recordando a los muertos de las protestas del año pasado

TONGREN (CHINA), 25 Feb. (Reuters/EP) -

Los tibetanos celebraron hoy la llegada del año nuevo tibetano con una actitud de tranquila rebeldía y duelo, un año después de los graves disturbios registrados durante una serie de protestas por el control chino en Tíbet, en los que perdieron la vida varios manifestantes.

El mes que viene se cumple también el 50 aniversario del exilio del líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, que siguió a una insurrección fallida contra China, por lo que Pekín ha vuelto a cerrar Tíbet a los turistas extranjeros hasta finales de marzo y ha intensificado las medidas de seguridad tanto en Tíbet como en otras zonas vecinas con población tibetana.

Las agencias de viajes de Lhasa han confirmado que Pekín ha dado órdenes de impedir la entrada de turistas extranjeros en Tíbet durante el mes de marzo.

Pekín también clausuró la región en marzo del año pasado, después de que las manifestaciones pacíficas de unos monjes en Lhasa derivasen en los peores episodios de violencia en la ciudad en las últimas décadas, extendiéndose a otros territorios tibetanos. No obstante, la región estuvo accesible durante el invierno.

Qinghai, una provincia de China, árida y montañosa, cercana a la región autónoma de Tíbet, fue el hogar infantil del Dalai Lama, el líder budista a quien Pekín responsabiliza de instigar las revueltas del pasado año, que fueron sofocadas por las fuerzas del gobierno chino con dureza.

La represión violenta de las manifestaciones hizo que se convocaran actos de protesta por todo el mundo, lo que llevó a las autoridades chinas a modificar el recorrido de la antorcha olímpica.

En Tongren, una comarca de la provincia de Qinghai de aplastante mayoría tibetana, los habitantes dijeron que para señalar la llegada del año nuevo, o Losar, exhibirían de forma pacífica su malestar, sin celebraciones. Mientras, unos 40 policías antidisturbios provistos de escudos y porras, pero sin armas de fuego, patrullaron las calles de la comarca durante la tarde, pero allí las medidas de seguridad no eran muy fuertes en comparación con otras zonas tibetanas.

"No hay nada que celebrar después de lo que pasó el año pasado", dijo un lama budista tibetano. "No hay nada planificado para hoy (...) Estamos recordando a los muertos del año pasado; es una tradición tibetana", dijo otro monje.

EL EXILIO

En Dharamsala, la ciudad del norte de India en la que se encuentra el gobierno tibetano en el exilio, cientos de personas, entre ellas monjes, mujeres y niños, con trajes tradicionales, acudieron al principal templo budista para rezar. Las celebraciones fueron sencillas, sin los tradicionales fuegos artificiales, en señal de protesta por lo que los líderes en el exilio consideran la represión permanente de Tíbet.

Algunos exiliados tibetanos en India que intentaron hablar por teléfono con sus familiares y amigos de regreso en Tíbet con motivo del año nuevo se quejaron de que sus llamadas fueron desconectadas o de que no pudieron ponerse en contacto con zonas como Sichuan y Qinghai.

En Nepal, hogar de más de 20.000 refugiados tibetanos, cientos de exiliados marcaron el año nuevo con oraciones, y subrayaron que no estaban de celebración por los asesinatos del año pasado. El pasado marzo, miles de tibetanos fueron arrestados en Katmandú por manifestarse contra el control chino en Tíbet.

En la comarca de Tongren, una marea constante de personas llegó a un monasterio para hacer ofrendas y girar las ruedas de oración. No hubo muestras de júbilo, pero tampoco protestas, y solo sorprendió el ruido de algunos petardos. "Éste es un momento para la reflexión, el año pasado fue muy ruidoso", dijo un joven. Dentro del monasterio había varios retratos del Dalai Lama, algo impensable en otras zonas más controladas.

(EUROPA PRESS INTERNACIONAL)