WWF y Ecologistas en Acción critican que el Gobierno andaluz no aborde "el exceso de demanda" de agua ante la sequía

Archivo - El embalse de La Viñuela, ubicado en La Axarquía (Málaga).
Archivo - El embalse de La Viñuela, ubicado en La Axarquía (Málaga). - Álex Zea - Europa Press - Archivo
Publicado: lunes, 22 enero 2024 13:14

SEVILLA, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -

WWF y Ecologistas en Acción han criticado este lunes "las falsa soluciones" que plantea el Gobierno andaluz ante la situación de sequía que vive la comunidad y le reprocha que plantee nuevas infraestructuras o trasvases "mientras mantiene una alta demanda de agua para alimentar a la burbuja del regadío y, en cambio, no pone fin al robo del agua". "No es la ausencia de lluvias el problema principal, sino el exceso de demandas sobre los recursos disponibles", advierten.

En un comunicado, WWF ha señalado que la Junta mantiene "el mismo modelo de sobreexpotacion del agua" a "golpe de decretos extraordinarios" con "la excusa de que faltan lluvias". Frente a esto, insta a que "los problemas estructurales de falta de agua de las cuencas de Andalucía se tienen que abordar primero reduciendo consumos excesivos, eliminando el robo del agua y adaptándose a la incertidumbre del cambio climático, y no pidiendo siempre más agua para campos de golf o cultivos industriales e intensivos", explica Rafael Seiz, experto del programa de agua de WWF España.

WWF explica que el año pasado fue el segundo año más cálido y el sexto más seco desde el comienzo de la serie en 1961, según la AEMET. Asimismo, los embalses de las cuencas mediterráneas andaluzas, del Guadalete-Barbate, del Guadalquivir y del Guadiana, encaran este principio de 2024 al 18%, al 14%, al 19% y al 27% de su capacidad. Pese a que en las cuencas del Guadalquivir o del Guadiana se viene restringiendo el agua dedicada a distintos usuarios al menos durante las cinco últimas campañas, aun así, señala, más del 85%, en promedio, del agua utilizada en estas campañas se ha destinado a regar, "consumiendo una enorme cantidad de recursos y condicionando la cantidad de agua embalsada y la capacidad de otros usuarios de reaccionar ante la escasez".

Por el contrario, la Administración pública "sigue promoviendo políticas de aumento de la demanda de agua, que necesariamente exigen el incremento de la oferta para poder sustentarse, a pesar de que el impacto del cambio climático indica que los recursos hídricos disponibles van a ser menores y más inciertos".

Ante esta situación, WWF considera "irresponsable" trasladar el mensaje a la sociedad de que los problemas de falta de suministro de agua en los próximos meses se van a resolver con una oferta de agua que tardaría entre dos y cinco años en materializarse (por ejemplo, con nuevas presas, desaladoras y trasvases). Además, estas medidas, en caso de ser realmente útiles, se deben incluir en el marco de la planificación hidrológica (como ya están algunas) para valorar su viabilidad económica, su impacto en los ecosistemas, pero "también en los distintos territorios que asumen sus consecuencias negativas, y dar tiempo a pasar todas las evaluaciones necesarias ante una inversión pública tan cuantiosa y con efectos tan significativos".

"No podemos esperar que las lluvias solucionen nuestros problemas de sobreexplotación del agua, ni podemos seguir a golpe de medidas urgentes para resolver un problema estructural en nuestra gestión y uso del agua. No es solo la sequía, es la sobreexplotación y el robo del agua lo que ha acabado con nuestras reservas de agua y nos lleva al suicidio hídrico colectivo. Tenemos las herramientas para solucionar estos problemas pero hay que dejar de prometer políticamente agua que no existe", afirma Seiz.

CAMBIAR EL MODELO

Por su parte, Ecologistas en Acción ha destacado en un comunicado que el Gobierno andaluz parte de "un diagnóstico equivocado culpabilizando a la falta de lluvias y la nula inversión en infraestructuras la situación de escasez permanente", pero "ni trasvases, ni desaladoras, ni nuevos embalses solucionan el problema de sobreexplotación de las masas de agua", por lo que considera obligado cambiar el modelo agroindustrial, energético y turístico mediante una transición hídrica justa.

Así, explica que la sequía es un fenómeno natural consustancial a nuestro clima mediterráneo, pero lo que padece Andalucía es "una crisis por escasez de carácter estructural, acentuada por la menor pluviometría e intensificada por las olas de calor como consecuencia del cambio climático".

"La demanda de agua del conjunto de Andalucía, con grandes diferencias espaciales, ha sobrepasado la disponibilidad del recurso", ha subrayado y, por tanto, el déficit es "estructural, encubierto por la sobreexplotación generalizada de aguas superficiales y subterráneas".

Para abordar la sequía meteorológica, según detalla, existen instrumentos de anticipación y planificación, como los planes de sequía o los planes de emergencia por sequía, para abastecimientos superiores a 10.000 habitantes.

Para evitar la escasez, indica que son necesarias "políticas responsables de cambio de modelo productivo", mediante una transición hídrica justa y estrategias de adaptación al agua disponible, teniendo en cuenta las consecuencias derivadas del cambio climático.

"Estas medidas imprescindibles para acometer con responsabilidad y sensatez el incremento de los riesgos por sequía chocan con las ocurrencias propuestas por el Gobierno andaluz y amparadas por su peculiar comité de expertos", avisa y critica que este comité "sigue insistiendo en la construcción de más obras, ignorando las evidencias científicas, la recuperación de costes obligatorio por la Directiva Marco de Agua, sus propias competencias y los límites de cada demarcación hidrográfica".

En Andalucía, según explica, se han ido expandiendo los regadíos intensivos y los cultivos tropicales, ocasionando "enormes impactos ambientales por sobreexplotación y contaminación de acuíferos". También detalla que hay proyectados varios macrocomplejos urbanísticos en el litoral que "no tienen garantía de acceso al agua potable".

Para Ecologistas en Acción el agua no solo es un recurso estratégico del que dependen las actividades productivas, sino que es "un patrimonio natural fundamental para la calidad de vida de sus habitantes y para la supervivencia de ecosistemas de gran valor ecológico".