MADRID, 14 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los trabajadores de Viajes Marsans, propiedad del grupo que controlan el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, y su socio Gonzalo Pascual, han advertido de la necesidad de cambiar de gestores para "recuperar la confianza perdida", y reclamaron un aval que permita al touroperador mantener su actividad.
"Si no llegan avales ni hay compradores, el futuro de Marsans es muy complicado", aseguró en rueda de prensa el secretario general de UGT-FCM, Miguel Ángel Cilleros, quien aclaró que de momento no contemplan ese escenario.
Tras insistir en que la compañía es viable y que únicamente se ha visto arrastrada por el entramado de empresas que le rodean, exigió que se libere una línea de avales de entre 40 y 50 millones de euros, de los cuales la mitad se destinarían al touroperador Mundicolor, también con problemas de liquidez.
Cilleros consideró que este aval debería venir de alguna organización con participación pública, como la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cerce), lo que les permitiría "afrontar el día a día con los proveedores y generar actividad".
Sin embargo, descartó la concesión de nuevos créditos de la banca, pues los propietarios "no lo tienen ya, ni en lo personal, ni en lo económico".
Cilleros aclaró que la actividad de Viajes Marsans no se ha paralizado, "pero debe mantenerse", e incidió en la necesidad de "sanear la compañía en términos decorosos", lo que "facilitaría la venta del grupo".
Además, afirmó que tanto las entidades financieras como la Administración "han insinuado la necesidad de buscar algún comprador" para la compañía, que constituiría una condición para la concesión de nuevos créditos.
Respecto a las negociaciones de los sindicatos con Gonzalo Pascual, quien ha asumido personalmente los mandos de la 'niña bonita' del Grupo Marsans, afirmó que estas transcurren "con normalidad", mientras que con Díaz Ferrán únicamente habrían mantenido una conversación informal.
POSIBLES COMPRADORES.
Según reveló UGT, Pascual se mostraría favorable a vender la compañía, si bien el sindicato aseguró desconocer oficialmente la existencia de ofertas concretas, aunque confirmó que se produjeron "conversaciones confidenciales" con Orizonia "cuando la situación económica era otra".
A este respecto, aclaró que desde el sindicato tampoco han mantenido conversaciones con ningún posible fondo de inversión interesado, aunque "no renuncian a nadie", pese a que "les gustaría más que fuera una empresa".
Por otro lado, Cilleros advirtió de que el posible cierre de la compañía en caso de no encontrar comprador provocaría no sólo "un conflicto laboral importante" por la pérdida de 4.000 empleos, sino que también conllevaría "numerosos costes laborales y sociales" para la Administración.
Como ejemplo, apuntó que si Viajes Marsans cesara su actividad a 31 de julio de este año, ello tendría un coste aproximado de entre 120 y 130 millones para las arcas públicas, además de afectar a más de 50.000 clientes que actualmente tienen disponen de depósitos en alguna de las oficinas de la compañía.
Además, señaló que este martes se finalizó el cobro de las nóminas del mes de marzo de "casi el 100% de la plantilla", retraso que la compañía achacó a "problemas administrativos", y explicó que los últimos trabajadores en cobrar fueron los altos directivos y aquellos que perciben los salarios más elevados.
