SEVILLA 21 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los jóvenes que consumen alcohol a temprana edad seguran que lo hacen como una diversión o para ponteciar las relaciones sociales y facilitar la integración en su grupo de amigos, entre otras razones, según un estudio de la La Federación Andaluza de Consumidores y Amas de Casa, 'Al-Andalus'.
El informe revela, además, que además estos jóvenes creen que el alcohol les proporciona consecuencias positivas como la potenciación de la actividad psicofísica, además de ser un factor desinhibidor, potenciador de las relaciones sociales y facilita la expresividad emocional.
Por otro lado, señala que este colectivo no cree que dicha sustancia tenga consecuencias negativas, influyendo considerablemente en un mayor consumo durante el fin de semana, donde las relaciones interpersonales se intensifican.
La organización de consumidores señala que el consumo de alcohol entre la población adolescente, sobre todo durante los fines de semana, es una demanda creciente, a lo que hay que sumar que las cifras se disparan en periodo vacacional como el actual. Todo esto, está arrastrando "graves consecuencias sociales, hasta tal punto que esta mezcla de jóvenes y alcohol se considera, en la actualidad, un grave problema de salud pública", alerta.
Advierte también de que la accesibilidad de los jóvenes a las bebidas alcohólicas es cada vez mayor, a pesar de las prohibiciones impuestas de su venta a menores, según los datos de la encuesta escolar elaborada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas, donde se refleja que la edad media de inicio en el consumo de alcohol entre los adolescentes españoles es de 13,7 años.
Estos datos "preocupantes y reafirman lo que los profesionales de la salud vienen denunciando desde hace tiempo, los efectos que el alcohol puede tener sobre la salud del adolescente. Añade que su consumo en edades tan tempranas y en cantidades grandes o constantes perjudica el desarrollo cerebral de los jóvenes pudiendo desembocar en problemas de memoria y de aprendizaje.
Además, el alcohol se asocia a la conflictividad personal en las relaciones tanto personales como familiares, así como al fracaso escolar, a lo que hay que añadir que bajo los efectos del alcohol se pueden mantener conductas de riesgo con graves consecuencias como accidente de tráfico, infecciones de transmisión sexual o embarazos no deseados, entre otros.
Una de las soluciones que el estudio apunta es que los padres deben presentar "el modelo de referencia" de sus hijos, por ello, deben actuar como "factor regulador del consumo y como medio de información".