CISHAN (TAIWÁN), 28 (Reuters/EP)
El presidente de Taiwán, Ma Ying Jeou, convocó esta semana una reunión de urgencia ante las masivas protestas antigubernamentales por la poca atención que ha prestado el gabinete al demoledor tifón que ha devastado la región y ha dejado un saldo de 461 personas muertas.
Ma, que ha decidido viajar a las zonas más afectadas para salvar su reputación, se enfrentó a más de cien pobladores enfurecidos por las escasas medidas que puso en marcha el Gobierno para evitar la muerte de 461 personas. A comienzos de semana se estimó que el coste económico derivado de las pérdidas en agricultura, ganadería, masa forestal y pesca ascendía a 14.500 millones de dólares taiwaneses (308 millones de euros).
"Al principio no hicimos las cosas como deberíamos", reconoció el mandatario taiwanés desde uno de los campamentos temporales que alojan a los supervivientes. "Ahora estamos intentando planificar el trabajo que va desde reconstruir las comunidades hasta poner los medios necesarios para que los niños puedan volver al colegio", agregó. Ma viajó hasta Cishan, una de las ciudades desde donde se organizan las labores de rescate, para convencer a los taiwaneses de sus propósitos para reconstruir las zonas destrozadas por el devastador tifón.
El profesor de ciencias políticas de la Universidad de Taiwán, Chang Jung, declaró ayer si las labores de reconstrucción salen bien, (Ma) recuperará su reputación, ya que a su juicio, "los taiwaneses abandonan pronto".