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Los presidentes de Turquía y Rusia, Recep Tayyip Erdogan (i) y Vladimir Putin (d), respectivamente - Dmitry Azarov
Actualizado: viernes, 6 marzo 2020 8:35

MADRID, 5 (EUROPA PRESS)

Los presidentes de Rusia y Turquía, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, respectivamente, han anunciado este jueves un acuerdo para un alto el fuego en la provincia siria de Idlib (noroeste), que entrará en vigor a partir de la medianoche.

El anuncio ha sido realizado tras un encuentro de cerca de seis horas en la capital rusa, Moscú, en la que ambos mandatarios han abordado el recrudecimiento de los combates, que ha derivado en enfrentamientos directos entre los ejércitos de Turquía y Siria.

El acuerdo firmado por ambos presidentes contempla "el fin de las acciones militares" en la 'zona segura' en Idlib a partir de la medianoche y la creación de un "corredor de seguridad" de seis kilómetros al norte y el sur de la autovía M4, que conecta Alepo y Latakia.

Asimismo, recoge que ambos países iniciarán patrullas conjuntas a partir del 15 de marzo en una franja a dos kilómetros a este y oeste de la ciudad de Saraqeb, considerada estratégica y en estos momentos en manos de las fuerzas gubernamentales.

Rusia y Turquía han destacado además la necesidad de "mantener la soberanía e integridad de Siria" y mantener la lucha contra "los grupos terroristas reconocidos por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas".

En este sentido, han incidido en que "el conflicto no puede resolverse por la vía militar" y han expresado su apoyo a la mediación de la ONU para lograr un acuerdo político fundamentado en la resolución 2254 del organismo internacional.

Por último, han hecho hincapié en la necesidad de "evitar el empeoramiento de la crisis humanitaria en Idlib", así como de entregar ayuda a los necesitados y ayudar a que los refugiados puedan regresar a sus hogares en el país árabe.

Turquía y Rusia, que apoyan a bandos distintos en el conflicto, alcanzaron en 2018 en Sochi un acuerdo para crear una zona desmilitarizada en Idlib para impedir una ofensiva del Ejército contra la provincia, controlada por rebeldes y yihadistas.

Asimismo, Turquía, Rusia e Irán son los garantes del conocido como proceso de paz de Astaná, lanzado en Kazajistán en enero de 2017 para poner fin a la guerra en Siria. El proceso va en paralelo al impulsado por Naciones Unidas en Ginebra.

ERDOGAN PIDE "IMPEDIR QUE LA CRISIS HUMANITARIA EMPEORE"

Durante la comparecencia, Erdogan ha recalcado que la intención de ambos países es que el alto el fuego "sea permanente" para "impedir que la crisis humanitaria empeore", al tiempo que ha advertido de que Ankara se reserva el derecho a responder "con toda su fuerza" a todo ataque por parte del Ejército sirio.

El presidente turco ha denunciado que durante las últimas semanas "el régimen (sirio) ha incrementado el número de ataques respecto a los meses anteriores, atacando a civiles y alterando la paz en la región".

"Declarar como terroristas a los cuatro millones de personas que viven en la región no es aceptable", ha argüido, antes de acusar a Damasco de cometer "atrocidades" en su ofensiva, cuyo objetivo sería, según Erdogan, "expulsar a la población de la provincia y poner a Turquía en una situación difícil".

"Turquía no puede permanecer impasible y con las manos atadas", ha dicho, antes de anunciar que Ankara ha enviado "tropas adicionales" este mismo jueves a Idlib "ante la agresividad del régimen y para controlar a otros grupos que violan el alto el fuego".

Turquía lanzó el domingo la 'Operación Escudo de Primavera', con enfrentamientos abiertos con las tropas sirias, tras la muerte días antes de 34 militares turcos en un ataque de las fuerzas sirias en Idlib, donde Ankara apoya a los rebeldes.

En este sentido, ha destacado que es "inevitable" que se haya creado "un nuevo estatus" a raíz de los últimos acontecimientos, antes de defender la necesidad de "una solución permanente" que incluya "un alto el fuego" duradero.

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Los presidentes de Turquía y Rusia, Recep Tayyip Erdogan (i) y Vladimir Putin (d), respectivamente - dpa

RUSIA DENUNCIA ATAQUES CONTRA SUS FUERZAS

Por su parte, Putin ha denunciado que los grupos armados "han estado aún más activos" en los últimos meses que durante los anteriores y ha agregado que "han atacado a soldados gubernamentales y civiles".

En este sentido, ha resaltado que la base militar rusa de Hmeimim, en la provincia de Latakia, ha sido atacada en 15 ocasiones en lo que va de año, incluido un ataque el 1 de marzo. "Hemos informado a nuestros socios turcos tras cada ataque", ha desvelado.

Putin, que ha trasladado sus condolencias a Erdogan por la muerte de 34 soldados turcos en el citado ataque en Idlib, ha destacado que "en momentos críticos" ambos países han logrado "las soluciones necesarias".

"Es lo que ha pasado esta vez", ha manifestado el presidente ruso, quien ha defendido mantener en pie el acuerdo de Astaná, que ha descrito como "un importante impulso para resolver los problemas en Siria".

Por último, Putin ha recalcado que "no se puede detener la lucha contra los terroristas" y ha apuntado a la importancia de "poner fin al sufrimiento de los civiles y de la crisis humanitaria" a través de un alto el fuego "que cree las condiciones para seguir el proceso político en Siria".

La provincia de Idlib y zonas de las de Alepo y Hama se encuentran en manos de varios grupos armados, el más importante de los cuales es el grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS). El Gobierno de Siria ha defendido que la ofensiva es parte de su lucha contra el terrorismo en el país.

LA SITUACIÓN HUMANITARIA

Por su parte, Naciones Unidas ha alertado durante la jornada de que la crisis humanitaria en el noroeste de Siria "sigue profundizándose, con consecuencias devastadoras para los cuatro millones de civiles que viven en la región que componen Idlib y el norte de Alepo".

Así, ha incidido en que cerca de un millón de personas, lo que supone un tercio de la población total en la 'zona segura' en Idlib, se han visto forzadas a huir de sus hogares desde diciembre de 2019.

Alrededor de 560.000 de estos desplazados se han dirigido hacia zonas en el noroeste de Idlib, en la que ya se encuentran cientos de miles de personas desplazadas previamente hacia áreas ubicadas cerca de la frontera con Turquía.

En este sentido, la directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Henrietta Fore, ha subrayado la importancia de poner fin a la violencia para mejorar la entrega de ayuda humanitaria en todo el país.

"Todos los niños de Siria están soportando el impacto de esta guerra despiadada y continuarán sufriendo aún después de que por fin se silencien las armas", ha lamentado, antes de resaltar que "en los últimos 9 años, las escuelas y los hospitales han sido bombardeados, las familias han sido destrozadas y se han perdido las vidas de niños y jóvenes".

"Incluso en áreas alejadas de la línea del frente, las familias luchan por alimentar a sus hijos y reconstruir sus vidas. Para los responsables de este fracaso colectivo en Siria: la historia los juzgará con dureza", ha recalcado.

La ONU ha detallado que entre 2018 y 2019, el número de personas en situación de inseguridad alimentaria aumentó de 6,5 millones a 7,9 millones, y los precios de los alimentos aumentaron un 60 por ciento.

El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, ha manifestado que "los millones de personas cuyas vidas han sido destrozadas por la guerra ya no pueden permitirse poner comida en la mesa, ya que la economía siria se ha desplomado en los últimos meses".

"El PMA está proporcionando asistencia alimentaria a más de 7,5 millones de personas dentro de Siria y en los países vecinos, que de otro modo estarían solos. La guerra ha dejado a Siria como un país roto y, sobre todo, la gente necesita desesperadamente la paz", ha añadido.

Fore y Beasley han argumentado que es necesario poder mover personal y suministro a través de las líneas de frente y las fronteras, especialmente debido a que once millones de personas, entre ellas cinco millones de niños, necesitan ayuda humanitaria.

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