Mario Draghi
KAI PFAFFENBACH / REUTERS
Actualizado: jueves, 10 marzo 2016 9:34

MADRID, 9 Mar. (EDIZIONES) -

Este jueves el Banco Central Europeo (BCE) no titubeará y sacará a pasear, por enésima vez en los últimos cuatro años, su artillería. Se prevé que descienda el tipo de interés de depósito y amplíe su programa de flexibilización cuantitativa (QE) con la intención de reactivar la economía europea y elevar la tasa de inflación, dos decisiones que no tendrán efectos significativos en el mercado, pues este ya ha descontado ambas medidas.

El presidente de la institución, Mario Draghi, está obligado a actuar. De no hacerlo, hundirá unos mercados que se tambalearon a comienzos de año y que se han estabilizado, entre otros factores, por las expectativas de actuación por parte del BCE.

El 98% de los inversores consultados por Bloomberg espera que se actúe reduciendo el tipo de depósito desde el -0,3% actual hasta el -0,4%, una medida que, desde el departamento de análisis de Intermoney, Francisco Vidal no considera "útil" para la economía real, ya que se encarece la operativa bancaria en un momento en el que las encuestas del BCE demuestran que "el flujo de crédito esta mejorando paulatinamente".

Esta decisión provocará que la banca deba pagar más por tener sus reservas de liquidez depositadas en la institución europea, lo que estrechará aún más sus márgenes de rentabilidad en un entorno de máxima competitividad en el sector. Ya lo decía el presidente de la Asociación Española de la Banca (AEB), José María Roldán: "Europa está sobrebancarizada".

Aunque las intenciones manifiestas de Draghi nunca fueron facilitar el negocio a la banca, sino estabilizar los precios, es posible que el banquero italiano introduzca un sistema de tramos que solo gravaría con el tipo máximo una parte del dinero que los bancos tienen aparcado en el BCE, una decisión con la que reconocería los problemas del sector.

Los economistas de Bank of América Merrill Lynch prevén que otra de las medidas que se tomarán es ampliar el programa de flexibilidad cuantitativa (QE) en torno a 10.000 millones de euros al mes, hasta los 70.000 millones, ampliando los plazos de compra hasta junio o septiembre de 2017.

Cabe recordar que en su reunión de diciembre, desde Fráncfort decidieron ampliar el programa de compra de activos hasta marzo de 2017, pero no se incrementó el objetivo mensual, lo que provocó cierta decepción de los mercados, pues esperaban una inyección extra de liquidez.

DEUDA CORPORATIVA: EL AS EN LA MANGA DEL BCE

Pero hasta aquí nada se sale de lo previsto, los mercados ya han descontado ambas opciones y su aplicación no sorprendería a los inversores. Ha pasado un año desde que se introdujo el QE, el crecimiento en Europa sigue siendo moderado y, a pesar de que haya mejorado el flujo de crédito, la inflación de la eurozona se situó en negativo en febrero (-0,2) .

Por lo tanto, el as que tiene Draghi en la manga -o una de las pocas opciones que le quedan para incentivar a los mercados-- es pasarse a la compra de deuda corporativa, es decir, a comprar bonos de empresas privadas, puesto que se le está agotando la capacidad de actuación en el mercado de deuda soberana.

Sin embargo, los bancos centrales nunca en la historia se habían visto obligados a tomar las medidas que adoptaron tras la grave crisis económica y financiera que comenzó hace ya ocho años. Cada decisión es un experimento, no hay precedentes, se habla de una posible burbuja, de que caminamos hacia delante con los ojos cerrados. Tras la reunión de este jueves nos adentraremos en un nuevo capítulo.

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