MADRID 13 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los grupos defensores de los Derechos Humanos y los sindicatos estiman que los 300.000 sirios que trabajan en Líbano no tienen estatus oficial, tienen que aguantar normalmente condiciones peligrosas y ganan unos 300 dólares (226 euros) por un mes de trabajos que rehúyen la mayoría de libaneses, según informa la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.
En 2006, el Ministerio de Trabajo sólo emitió 471 permisos de trabajo a los nacionales sirios, lo que significa que el resto aún no está registrado. De acuerdo con una investigación realizada en 2008 por la organización InfoPro, cerca del 75 por ciento de los sirios en Líbano trabajan en la construcción, el 15 por ciento lo hace como limpiadores y basureros y el diez por ciento como vendedores ambulantes.
Casi el 15 por ciento de la población activa de Siria está en Líbano, y a menudo viven en el lugar de la construcción donde trabajan o comparten pisos minúsculos con una decena de trabajadores. El director general de una compañía libanesa de la que el 70 por ciento de sus trabajadores es sirio, René Matta, declaró que el trabajo sirio en Líbano "debería estar más organizado, para que la gente no esté oprimida".
El sentimiento antisirio ha existido en Líbano desde que los dos países consiguieron la independencia de Francia en la década de 1940 y los sirios trabajaban en la agricultura, creando un influjo de musulmanes, algo que muchos cristianos de Líbano perciben como una amenaza para su país. Muchos sirios en Líbano han sido atacados, robados, golpeados y en ocasiones asesinados durante los últimos cuatro años.
A pesar de la apertura reciente de una Embajada en Beirut, pocos trabajadores sirios en Líbano creen que tengan derechos laborales. Un investigador de la organización defensora de los Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW) en Beirut, Nadim Houry, se refiere al fenómeno de los trabajadores migrantes sirios y libaneses como un "matrimonio de conveniencia" para los dos países. Muchas compañías libanesas ahorran dinero contratando a trabajadores sirios, cuyos contratos pueden finalizar en cualquier momento, pero quienes pueden entrar en Líbano sin necesidad de un visado.
"Es parte de la historia de Líbano", señaló Houry. "Los trabajadores sirios se han convertido en chivos expiatorios porque son percibidos como los débiles", añadió. "Hay una cuestión de discriminación en Líbano hacia aquellos del estatus socioeconómico más bajo, es un tipo de racismo socioeconómico", señaló.