Actualizado: martes, 14 febrero 2017 14:07

En Andalucía los índices de desigualdad infantil no han dejado de aumentar desde 2008, sin que las políticas hayan conseguido frenarlos

SEVILLA, 14 Feb. (EUROPA PRESS) -

España está entre los países de la Unión Europea con "más desigualdad". Las personas más ricas en nuestro país, al igual que en Andalucía, ganan siete veces más que las más pobres, cuando la media europea es de 5,2 veces. Estos son algunos de los datos del informe 'Desheredados: Desigualdad infantil, igualdad de oportunidades y políticas públicas', presentado este martes por Save the Children.

Pero la desigualdad afecta con especial crudeza a los niños: "en Andalucía, los niños que viven en hogares con rentas más bajas han visto como los ingresos de su casa han descendido un 38% entre 2008 y 2015, encontrándonos con que los niños con menos recursos disponen de hasta casi 8 veces menos renta que los niños con más recursos", afirma el responsable de Save the Children en Andalucía, Javier Cuenca.

Además, según dicho informe, entre 2008 y 2015 el número de niños en situación de pobreza severa aumentó en España en 424.000, situándose el porcentaje de población infantil viviendo en esta situación a nivel estatal en un 16,7 por ciento. "La situación en Andalucía es aún más grave, ya que este porcentaje se sitúa en un dramático 25,7%, 418.370 niños en total", añade la organización a través de un comunicado.

En las sociedades más desiguales el éxito de los niños está condicionado por la herencia económica y social de los padres. "En España, un niño que nace en un hogar pobre está condenado de por vida a serlo. El Estado no permite que los niños tengan las mismas oportunidades, al contrario, les pone zancadillas a los que peor están. Ni las políticas públicas de protección social ni el sistema fiscal están diseñados para reducir la desigualdad y acabar con la pobreza", afirma Cuenca.

Precisamente, apunta Save the Children, una de las funciones del sistema tributario es redistribuir la riqueza, pero en España los impuestos tienen limitaciones para reducir la desigualdad porque gravan más a las personas más pobres en relación con las más ricas. La población más pobre dedica un 28,2 por ciento de sus ingresos a pagar impuestos, solo el diez por ciento más rico paga más, el resto de la población paga proporcionalmente menos.

"En el colegio hay muchas diferencias entre los niños y niñas según la ropa que lleven, el material escolar, el desayuno... Hay niños y niñas que se sienten mal con eso, tristes, e incluso pueden sufrir bullying. A mí me gustaría que eso no existiera y que todos y todas sean iguales.", explica Juan, un niño de 13 años de Sevilla, que Save the Children atiende en sus Programas de Lucha contra la Pobreza Infantil.

Asimismo, la organización señala que la desigualdad está directamente ligada con el empleo. El trabajo de los padres juega un papel fundamental en el desarrollo de los niños, es la principal fuente de ingresos, especialmente en el caso de las rentas más bajas, que son más vulnerables al desempleo y la precarización. La destrucción de empleo durante la crisis ha afectado de forma "desproporcionada" a las familias más pobres y con hijos en nuestro país.

Así, añade que España es el país donde más ha aumentado durante la crisis el número de niños que viven en hogares donde nadie trabaja, hasta llegar a los 800.000 menores. Pero, añade, "tener un trabajo tampoco es una garantía para salir de la pobreza: la tasa de hogares pobres con hijos en los que algún miembro trabaja en España es de las más altas de Europa. En nuestra comunidad autónoma los niños con menos recursos son los que sufren el mayor impacto. El porcentaje de niños que residen en hogares con una situación de baja empleabilidad ha pasado de un 26% en 2008 a un 47% en 2015".

"Si la economía no genera empleo suficiente para todos o este no es de calidad, los hogares solo pueden salir de la pobreza a través de la protección social, pero en el caso de España y de Andalucía en concreto, la inversión no es suficiente, no se distribuye de forma equitativa, las ayudas suelen tener escasa duración y no consideran todas las situaciones de pobreza. En Andalucía, sólo un 12% del total de los niños recibe algún tipo de ayuda directa al hogar, que además reduce mínimamente la desigualdad infantil", asegura.

Además, indica que las familias más pobres destinan la mayoría de sus recursos a los gastos de la vivienda, pero la renta de los hogares más desfavorecidos ha caído a un ritmo mucho mayor que los alquileres o las hipotecas y gastos como la luz o el gas han subido considerablemente. "En Andalucía casi la mitad de los niños más pobres (47%) viven en hogares que destinan más del 40% de sus recursos a los gastos del hogar", subraya.

Del mismo modo, Save the Children alerta de que uno de los gastos de la casa que las familias con menos recursos se ven obligadas a recortar son los energéticos, que además durante la crisis "han aumentado un 70% y que impiden a casi uno de cada tres hogares con hijos mantener la casa a una temperatura adecuada".

Igualmente, señala que la desigualdad también tiene consecuencias en la salud de los niños. Los menores más pobres tienen peores condiciones y hábitos de vida y un acceso limitado a servicios sanitarios que no cubre del todo el Estado, como el oculista, el dentista o el logopeda. Por ejemplo, indica, "en España los niños más pobres sufren un 10% más obesidad infantil que los más ricos --un 33% y 23% respectivamente--, un problema directamente relacionado con el sedentarismo y la mala alimentación, que se da mucho más cuantos menos recursos tiene el niño".

Así, Save the Children exige que se mejore la prestación actual por hijo a cargo, tanto en cobertura como en cuantía para todos los niños que viven por debajo del umbral de la pobreza de los 25 euros mensuales hasta 100 euros. Además, la ONG, entre otras medidas, pide que se aumente la oferta de alquileres asequibles, que se aumente el presupuesto de las políticas de prevención y promoción de la salud infantil, que se cubra por completo el coste de prótesis, audífonos y gafas para niños en los sistemas públicos de salud o que se proteja a los niños que viven en hogares donde todos sus miembros están en paro a través de, por ejemplo, una prestación por maternidad no contributiva.

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