Con la llegada del calor, las playas del sur de España y Portugal se llenan de vendedores ambulantes que ofrecen un dulce muy típico y aparentemente inofensivo: las bolinhas de Berlim. Sin embargo, una tecnóloga alimentaria ha lanzado una clara advertencia sobre el riesgo que puede suponer su consumo, especialmente para embarazadas, niños, ancianos y otros grupos vulnerables.